20 de abril de 2014

Hagamos un pacto.

Lo más complicado de este mundo es no reaccionar de la misma manera a estímulos parecidos. Te hieres y te entristeces, deseas algo y lo observas... Y a veces, no sabes si hacer algo, paralizarte o justo lo contrario. Cada persona tiene reacciones, resortes que provienen de su infancia.


Los resortes nos causan infelicidad porque nos llevan a los mismos lugares, y en esos lugares ya hemos estado y vuelve a haber ahí decisiones y nuevos resortes que nos llevan a sitios semejantes a los primeros. Cambiar los resortes y las costumbres es casi imposible: desactivas uno y aparecen diez.


Yo te propongo que me permitas cambiar mis resortes a tu lado. No los juzgues y no los pongas en cuestión. Y yo haré lo mismo por ti. Te permitiré cambiar, que hurgues en tu interior, que me ofrezcas otra versión de ti mismo y juro que no la juzgaré.


Quiero que llegues a ser tú mismo conmigo, que tu resonancia interna, esa que te hace vibrar, suene igual que tu resonancia externa. Que te sientas uno solo. Quiero que no necesites buscar la respuesta porque ya la tienes dentro de ti...


Pero esto sólo funcionará si hacemos un pacto, si hacemos equipo, si confiamos el uno en el otro, si el respeto para dejarle modificar sus resortes existe.

Brújulas que buscan sonrisas perdidas
-Albert Espinoza

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