15 de julio de 2014

Venezolano, humanízate.

PAUSA. Debemos parar esto. Humanicémonos. Venezuela es un país lleno de talento y sin embargo lo estamos exportando. ¿Qué pasa Venezuela? ¿Te quedarás de brazos cruzados? Ya no eres una niña a la que todos deben decirle qué hacer y cómo hacerlo, eres una mujer llena de hijos hermosos y diferentes a los que se les olvidó cómo cuidar de su madre enferma.

Estás enferma pero no es una enfermedad terminal. No vas a morir. Sé que tienes tanto para enseñarnos todavía, y nosotros queremos aprender, queremos amarte y cuidarte, y si eso implica llevarte un té caliente a la cama antes de dormir, lo haremos. Tus enseñanzas no pueden quedar opacadas por la falta de educación, por los antivalores, la intolerancia, o la ausencia de humildad y cordialidad de tus ciudadanos.

Tus antepasados sentirían lástima de nosotros porque olvidamos los valores que con tanto esfuerzo nuestra madre se esforzó en inculcarnos; valores tan importantes en una sociedad como el respeto y la tolerancia. ¿Por qué, si tus hijos son tan ingeniosos, no pueden usar el cerebro y parar de quejarse del daño que inevitablemente ellos mismos te han hecho? ¿Son capaces de cerrar los ojos y olvidar todas las cicatrices que le han abierto a  tu hermosa piel, denigrándote constantemente? ¿Por qué no nos esforzamos en cuidar tu cultura, tus praderas, tus playas? ¿Por qué asesinan a sus hermanos en vez de cuidarlos?

Escribo esto porque nuestra madre está pasando un momento que nos compete a todos, al cual no podemos simplemente hacer la vista gorda. Nos hemos convertido nosotros mismos en la causa del problema. Es necesario reflexionar para actuar con cautela, respeto y educación. Yo quiero de vuelta mi Venezuela, ¿y tú?

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