31 de diciembre de 2014

Aprendí.

Este año me enseñó tantísimas cosas. Ahora sé que se puede caer en abismos muy profundos y no tener ganas de regresar. Se puede hablar muy fácil del invierno pero es más difícil vivirlo y, en cambio, siempre va a ser más sencillo sentir la primavera que hablar de ella. Tampoco hay días malos, sólo momentos malos que arrastramos durante todo el día. Se puede ver hacia delante y sentirte orgulloso sabiendo que lo que hubo atrás te hizo llegar aquí. Sentirse acomplejado es normal, igual que conocer gente nueva también da miedo. Aprendí que la soledad, a veces, llega a ser tu mejor compañía, y que a pesar de todo el mal que causaste y todo el daño que te han hecho, hoy sabes regalar amor. Se puede conocer a alguien y sabértelo completito de memoria, y se puede recordar a los que ya no están sin quererlos de regreso en tu vida. Es posible amar tan fuerte que te rompa. Se puede ver pasar el tiempo mientras estás en pausa. Hay dolor, angustia y desesperación, por s e p a r a d o, o todoalmismotiempo, en todo tu ser. Existen besos que cambian vidas por completo, y abrazos que reparan el alma. El 2014 me enseñó que no saber hacia dónde vas no tiene nada de malo y que en ocasiones un cigarro puede ser tu mejor amigo. Pero sobretodo aprendí que los sentimientos son los únicos que se quedan cuando las personas huyen.

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