Hola, otra vez.
Tenía tiempo sin escribirte, te extraño. Nunca he dejado de hacerlo, y a veces creo, o sé a ciencia cierta, que nunca dejaré de hacerlo.
Es extraño, suelo sentarme a pensar en ti, a detallar tu rostro y a recordar tu voz. Me da miedo olvidarte, despertar un día y darme cuenta que ya no recuerdo tu rostro, sin saber como era tu mirada.
A veces siento que aun estás, que te veo, que escucho tu risa, que abro la puerta y estás sentada en la mesa con tu copa de vino... Luego regreso a la realidad y me doy cuenta que no estás, que no volverás.
Me invaden tus recuerdos, nuestros sueños. Te he escrito mil cartas dándote las gracias, disculpándome, y sé que aun no me despido, pero es que no puedo. No te puedo dejar ir aun.
Eres mi angelito de la guarda, no sé donde estás: no creo en el paraíso. Pero dondequiera que te hayas ido, confío en que estés bien. Sé que sabes que te amo, que siempre te escribo aunque no me leas... Aunque nunca te haya dicho que escribía, y lo siento por ello. ¿Es raro, no? Hay tantas cosas que desearía haber compartido contigo, pero era una tonta, aún lo soy, y por eso no lo hice.
Eres mi segunda mamá, gracias a ti sé lo que es tener una familia. Irónico: no teníamos la misma sangre y aun así lo fuiste todo, me enseñaste lo que era una tía, me diste el afecto que mi propia sangre nunca me dio.
Te amo.
Fui cobarde, sabía que te escapabas, que te estabas muriendo, que nos dejabas y aun así no tuve el valor de decirte nada. Era una cría... pero tampoco pretendo excusarme con eso.
Eres una de las personas más fuertes que he conocido jamás y es que te admiro tanto. Irradiabas energía, felicidad. Esa aura tuya que da vida, aun no he conocido a nadie que ilumine así como lo hacías tú. Como una niña corriendo y saltando por ahí, tan fresca siempre. Admirable, imparable. Eres incomparable, en serio. "You are amazing".
Gracias a ti y a mi mamá y a mi abuelita soy quien soy hoy. Soy tan fuerte. A ustedes tres les debo todo... Para mañana tengo que hacer un trabajo sobre las cosas que me motivan, tú me motivabas, y aun sin estar me sigues motivando.
Pienso que hay pocas cosas en la vida que valgan una sola lágrima de otra persona, pero tú eres esa persona que las merece todas. Te juro que a veces te siento, sé que te llevo dentro de mí. Perdón si hice algo mal, perdón por no saberte decir todas estas cosas cuando estabas viva, discúlpame si nunca te dije que te amaba, o si no te lo dije lo suficiente, perdón por molestarme cuando te preocupabas.
Tengo tantas cosas que agradecerte, como por las que disculparme. Mi lista va aumentando cada día.
Tranquila, te seguiré escribiendo, no es la primera ni la última carta que te haré. Aun no me despido. No puedo hacerlo. Siempre te llevo conmigo, siempre te recuerdo, y mientras haya gente que como yo te recuerde tú aun estarás en la Tierra.
Te seguiré escribiendo, aunque ya no estés.
Esta fue la primera carta que envié al Concurso de Cartas de Amor de El Nacional,
en febrero del 2012.
Dedicada a mi tía Angelica, fue por la necesidad de escribirle a ella que abrí este blog.
Hoy les comparto mi primer intento de decirle al mundo que escribía,
y todavía más importante, que la amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario