17 de agosto de 2017

"Tú eras la pareja de mi vida"




Tengo el corazón roto en mil pedazos. Una vez dije que amoricida era el suicidio de enamorarse sabiendo que un día te mataría. Sin duda, me convertí en mi amoricida favorita, pero sigo creyendo que tú eres él. 

Desde que estaba en el colegio he creído que el amor es la fe que mueve el mundo. Algunos dicen que es la religión la que hace milagros, para mí es el amor, el señor que todo lo puede. Igual no me hagas ni puto caso. 

Hay heridas que no sanan, pero aprendemos a vivir con ellas. Algunas las mostramos, como cicatrices dolorosas con orgullo; otras las escondemos pero con los años cada vez duelen menos.

Tengo días viendo una serie preciosa, no sé si disfruto más la cámara o los guiones, pero al menos me ayuda a no pensar en mi propia vida. Me ayuda a no ver mi dolor, que está allí y se muestra en forma de lágrimas durante los 15 segundos que tarda en ponerse el próximo episodio. 

Te dije tantas veces que me rompías el corazón y al final me entendí que yo soy esa señora le dice a su amigo después de 40 años sin verlo que habría preferido que él le rompiese el corazón durante toda su vida a estar con alguien que nunca se lo partió. 

El amor es una cosa inexplicable que no podemos ver pero sentimos, pero cuando los sentimientos te hacen sentir el vacío en el estómago y en el corazón es preferible volver a doblar la apuesta.

15 de agosto de 2017

De mi insomnio para ustedes

A veces no puedes dormir porque los recuerdos se esconden debajo de la almohada, y te cortan al recostarte en ella. Otras veces -hoy- no puedes dormir porque los miedos se te clavan como recuerdos cuando te metes en la cama. 

Hace dos años me prometí a mi misma contarme los momentos felices, para recordarlos siempre. Funciona como antídoto ante las cosas malas del mundo, ante la vida y su karma. 

Hay días en los que el rencor te nubla el pensamiento. Hay días fríos como hoy, días tristes, pero si los miras bien, con cuidado, hay momentos felices entremedio. 

Hoy conté al menos cuatro. 

Después me di cuenta que yo soy la única responsable de la mierda de mi vida y tomé las riendas. Me comí mi orgullo y me disculpé por mis errores. Los acepté, los abracé y los encerré en un baúl. 

Mis miedos me sacudieron la noche. Recordé que a veces, cuando el silencio hace ruido, aparecen personas que llenan los vacíos con su compañía y te remplazan sin que nadie lo note, hasta que es demasiado tarde. 

Tomé las riendas y decidí que esa no sería la historia de nuestro futuro. 

Aún así, otro miedo perfora la almohada, pero sobre ese no puedo hacer nada. Tomé una moneda y la lancé al aire, todavía no ha caigo, pero cuando lo haga el destino habrá decidido por mí. 

Con un poco de suerte, será sello, y te quedarás a mi lado para escribir la historia de nuestras vidas juntos. Pero ya saben, la vida es una puta y el karma disfruta no poner la suerte de tu lado. 

Pero los jueves de pizza, cerveza y Netflix siempre quedarán, como una bonita canción, como un Ávila tatuada en el pie izquierdo, como una película de los años 60 a todo color. 

Ahora es mi turno de ganarle la batalla al insomnio, de creerme bonita para sentirme, de contar ovejas hasta caer en un sueño profundo donde somos felices y no nos transformamos en nuestros propios enemigos. Ojalá esta vez, la suerte me acompañe.


No te vayas.

"When it hurts you know it's real" || Rose Thorns (Macro) - Russell Tomlin

Quiero que sepas que aún con mi espinas, te amo. 

Que quiero que me abraces aunque te duela, que quiero que me ames aunque te cortes, que necesito que te quedes aunque te haga daño, porque con este corazón que tengo, te amo.

14 de agosto de 2017

Los sueños solo son otra mentira

Incluso antes de verte aquella tarde de café había imaginado un futuro precioso para nosotros. Había soñado con el día que nos fuésemos a otro país, donde pudiésemos salir a tomar y beber hasta regresar borrachos, a casa, e hiciéramos el amor sobre el sofá. 

Había imaginado nuestra vida en un apartamento pequeño donde apenas habría espacio para nosotros pero que nos encantaría porque es nuestro. Había imaginado nuestras tardes los jueves en el bar debajo de casa, con una caña, riéndonos porque hay costumbres que nunca cambian, y después, a medianoche, todavía nos tendríamos el uno al otro. 

Cuando ya eras parte de mi vida, y no solo un sueño, también imaginé un futuro. Imaginé que aprendíamos del pasado, que aprendíamos a aceptar nuestros errores y sanábamos. Una vez soñé que nos curábamos las cicatrices con agua de besos y el futuro era precioso. Teníamos una carpa blanca donde ser felices y una casa con vista a la playa en cualquier otro lugar del mundo donde cenar con amigos y vino. 

Anoche soñé que éramos capaces, que el amor era todo lo que se necesitaba, que nuestro egoísmo se daba por vencido y trazábamos el mismo camino. Me desperté a las 3:57 sabiendo que todo era una mentira, un sueño de una niña tonta que no distingue sus sueños de la realidad. 

Me volví a dormir, bañada en lágrimas, pero esta vez no soñé. Todos los sueños se esfumaron como una mentira que se sabe delatada.