12 de octubre de 2020

Ventanas llenas de lágrimas

No puedo respirar; mi cuerpo está flotando pero en mi cabeza estás. Joder, no puedo respirar. A veces me siento una máquina de autodestrucción, para que así, si me vieras feliz no podrías notar la diferencia. Tal vez seas tú quien está celebrando mi funeral cuando todavía no estoy muerta. 


"Si nadie me busca, no estoy perdida"; me digo a mí misma de consuelo. Estoy en medio del oceano gritando auxilio sin que nadie me escuche. Solo las olas, cabronas, que se ríen mientras me ahogan. 


No hables de mí en pasado. 

Joder, para eso mejor no hables de mí. 


Habla de mí en futuro. En presente. 

En somos, en estamos. 

En reecuentros. 

En besos. 


El soundtrack son las canciones de amor que te escribí en la distancia, cuando no sabía el poder que tiene el tiempo. A veces quisiera una promesa a la que aferrarme, un ojalá al que abrazar cuando las ventanas se me llenan de lágrimas, cuando no puedo ni respirar sin gritar. 


Olvídate de mi nombre. Tú no tienes derecho a llamarme por él. Para ti yo soy otra cosa; muchas cosas, pero no soy Lucrecia.


Te espero del otro lado del río, sin saber si hago bien pero sin poder hacer otra cosa. No puedo aparcar el mundo mientras te espero, pero lo intento.

Lo prometo.

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