26 de octubre de 2020

El no-Nueve

Caminar contigo por la calle, unos pasos delante, solo para subirme la falda cuando no venga nadie y veas que me he dejado las bragas en casa. Podría decirte un viernes cualquiera en el balcón que te voy a querer el resto de mis días y luego saltar desde el piso 09.

Contigo he aprendido a vivir la vida con intensidad. A subirle la saturación a mis días. Es gracioso,  contrario a las apuestas de Sesma, realmente no nos vamos a morir a 200 km/h en la autopista porque nunca pasas de 80, pero igual se siente la adrenalina.

Hace un año me cuidabas de mis fantasmas mientras mandaba mi vida por la poceta una medianoche cualquiera. Yo solo espero que los sentimientos que nacieron esa noche sigan tan vigentes como cuando una madrugada borracho malcedías diciendo "Fucking Lucrecia" en tu sofá.

Los días pasan lentos pero con la certeza que las semanas siguen avanzando en el calendario. La distancia es mayor pero el tiempo solo nos acerca. No puede hacer otra cosa. Así es el amor: Una apuesta continua. Creemos que la cerilla no tocará el suelo cuando paremos a llenar el tanque en medio del viaje; creemos que, a pesar del calor, no volaremos por los aires. 

Y no lo haremos.
Te amo. 

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