17 de abril de 2014

Archipiélagos de sinceridad.

Nos hicimos una promesa al final de aquel día. Pero no era una promesa creada para mí, era la promesa que hacía con la gente que formaba parte de su vida o que ella ya sabía que formaría parte importante en un futuro:

"Jamás nos mentiremos
Escúchame bien, eso implica algo más que ser sinceros... 
En este mundo mucha gente es falsa... Las mentiras te rodean. Saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad, vale mucho. 
Quiero que formes parte de mi archipiélago de sinceridad."

Cumplí siempre la promesa. Siempre le fui sincero en todo, y en eso, tenía razón, era muchísimo más que decir la verdad. Era hacer equipo, saber que siempre estarás allí, significa ser tierra firme para el otro, piedras a las que podrás saltar de un brinco sin miedo a caer en el agua.

Y ella también lo fue conmigo. Juro que saber que puedes confiar en la otra persona, que nunca te mentirá, que siempre te dirá la verdad cuando se lo pidas, no tiene precio... Te hace sentir fuerte, poderoso.

La verdad mueve mundos. La verdad te hace sentir feliz. La verdad, creo, es lo único que importa.

Brújulas que buscan sonrisas perdidas 
-Albert Espinoza.

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