27 de octubre de 2015

He soñado.

Me he despertado entre lágrimas de un sueño. En mi sueño dejabas a un lado tus miedos y venías por mí. Venías como si nunca lo hubieses dudado y me permitías borrar todo rastro de mi labial con tu cuello, y sin pensarlo, me arrancabas el orgullo y la falda a versos.

He soñado que entre beso y beso descubrías cada una de mis curvas y cada constelación que habita en mi piel. He soñado que las yemas de mis dedos se sabían de memoria el trayecto, y mi boca, cada sabor.

Y sonábamos al unísono.

He soñado que noche a noche y día a día desnudabas mi alma y conocías cada uno de los recovecos que nadie me había llenado. Soñé que me desnudaba, y con saliva me curabas cada herida de bala que yo no disparé.

Soñé que éramos valientes y no dejábamos que los miedos ni los cuentos evitaran que escribiéramos la historia más bonita que se ha escrito jamás. Soñé que te quedabas.

Pero solo era eso: un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario