4 de diciembre de 2015

La chica del paraguas azul.

Si tuviera que narrar una historia, comenzaría por describir la noche lluviosa en que ella decidió caminar por la calle, su paraguas azul y la luz que se encuentra al fondo del callejón saliendo sin recato alguno de un pequeño y roto faro, protegiendo a la joven de la obscuridad y provocando que las gotas que caen luzcan como chispas de fuego que se apagan al llegar al suelo. También mencionaría el ruido metálico resultante de la tapa de un bote de basura que ha golpeado el suelo tras haber sido derribada por un gato que salió corriendo al verme. 

La joven no ha notado nada de esto, ella sigue caminando lentamente bajo la lluvia, reproduciendo en su mente esa melodía que escuchan sólo los que aman, que da ritmo a los pasos y a la respiración, que colorea el aire y se lleva los temores.
Pero hoy no tengo que narrar ninguna historia, así que ustedes no sabrán nada de la joven, pues nunca tendré que describir su caminata bajo de la lluvia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario