No te mentiré pues es cierto que me duele que nuestra historia haya llegado a su fin, que nuestro amor se haya muerto... Me duele.
Te extraño todos los días, te extraño a ti y nuestros momentos juntos... pero no quiero ser tu amigo ya. ¿Para qué ser amigos, si nada será igual? ¿para qué? Ser tu amigo para no poder besarte, para no poder acariciar tu pelo, para no poder oler tu perfume, para no abrazarte porque sí, para no decirte que te amo cada instante. ¿Eso quieres? Yo no puedo.
Dame dos buenas razones para irme, y lo haré ¿pero ser amigos? No puedo ser amigo de la persona a la que amo, no puedo darte un beso en la mejilla después de haber besado tus labios.
Porque sólo me llevó un minuto enamorarme, tardé unos meses en lograr que tú sintieras lo mismo, ¿pero para olvidarte? Tardaré mucho más que una vida. Quizás todavía lo esté intentando en la siguiente, y la otra, y en la otra... y en la que le sigue a esa también. Y aún así mi corazón te seguirá amando, pues tú fuiste mi verdadero amor, la persona que me enseñó a amar, a perdonar, a dejar el orgullo, a cuidar a quienes amas y claro que también a llorar...
Pero hay algo que nunca nos perdonaré, no me perdonaré por haberte dejado ir, y nunca te podré perdonar lo único que no me enseñaste: a olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario