De nuevo estoy sola en mi habitación, sentada en la ventana, viendo las gotas de lluvia caer. La música suena, pero no es mi música. Conozco las canciones, pero desearía no estarlas oyendo en este momento.
Voy viendo como se difuminan las imágenes por el agua, y mis lágrimas se empiezan a entrelazar con las lágrimas del cielo; y ya no distingo quién llora más.
Tu recuerdo empaña mis párpados, tus recuerdos conmigo. Y sonrío formando un arco iris en mi cara; te detallo en mi mente. La arruga que se te forma alrededor de los ojos cuando te ríes, el sonido de tu risa. La manera en que me miras cuando te hago reír, y la forma pausada en la que tu mano se posa sobre mis hombros cuando intentas darme un beso de esquimal... Mi mano que se pierde por tu pelo, y comprendo por qué es inevitable quererte.
Te quiero cada día, al despertar, al dormir, al comer, al sentir, al reír, al llorar. Te quiero en todo momento. Y es que verbo querer sólo tiene sentido si es para quererte a ti..
De nuevo me preguntó, por qué si lo quiero tanto no puedo estar con él. Por qué si se supone que nos correspondemos no estamos juntos. Por qué son más las veces que lo extraño, que las que no lo hago. Por qué. Qué le hice a la vida que no me permite estar contigo. Qué le hicimos a la vida que la distancia se interpuso en nuestro camino.
Y de nuevo me doy cuenta que no soy capaz de contestar aquellas preguntas.
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