29 de junio de 2015

Aprendiendo a caminar.

Primero el miedo a dar un paso, caer, correr, aprender a caminar 

y esperar a que deje de dar miedo. 

Después otros temores más razonables nos acechan: 

el miedo a la obscuridad, a la muerte de tus padres cuando descubres que no son inmortales, la preocupación de que el sol no salga mañana o a que salga y te ataque en la terrible resaca que tal vez termine por matarte, el temor al monstruo en el closet. 


El miedo al miedo


Todo esto lo he vencido, 

aprendí a andar en bicicleta (sin las rueditas de seguridad), 

a bailar sin pena, a gritar, llorar, cocinar. 

Ya no me dan temor las alturas, soporto ir al dentista, ya no me da pavor la muerte; 

lo he logrado afrontar todo… y sin embargo sigo sin poder vencer el miedo 

a no tenerte.

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