Hay personas que aseguran que el primer amor nunca se olvida. Que todos los detalles que lo hicieron especial permanecen por siempre en tu memoria. Que esa persona marca la diferencia entre un antes y un después en tu manera de percibir la vida... y está bien, no se los niego, en parte tienen razón.
Sí, exactamente, "en parte". No los estoy desafiando y mucho menos retando, pero a mi manera de verlo tienen razón... hasta cierto punto. Bien, les explico:
Nunca lo podré olvidar, ni a él, ni su rostro, ni su olor, y mucho menos su nombre. Pero ya he olvidado casi todos los dealles. Olvidé el detalle más importante: qué me hizo un día quedarme a su lado. Todos esos detalles que me enamoraron han desaparecido, ya no sé cuales fueron, ya no los recuerdo, ya no los veo.
No sé si fuiste tú el que cambió, o si fui yo. Pero ya no te amo. No te amo. Al menos no de la misma manera. Ya no quiero un futuro contigo, para nada. Eres un gran amigo, y siempre podrás contar conmigo... y hasta ahí.
Pero subconscientemente aun te recuerdo, anoche necesitaba saber de ti y después de escribirte noté que hacía exactamente dos años nos habíamos conocido. Tal noche como aquella. Entonces comprendí que no te he olvidado, pero no te amo. Ya no me duele verte con otra, que ames a otra como me hubiese gustado me amaras a mí. Me es indiferente.
Gracias por haberme hecho más fuerte, por enseñarme a amar y a querer la felicidad de la persona a la que amas así ésta (su felicidad) no sea a tu lado. Gracias y mil veces gracias por todas esas cosas que solo tú y yo sabemos y ya quedaron atrás.
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