Lloro
porque no sé cómo expresar las mil emociones que recorren mi cuerpo cada vez
que te veo. Cada lágrima que ahora resbala por mi rostro lleva alegría, lleva
felicidad, lleva toda la gratitud que siento al pensar en que estado me
encontraste, y en que estado estoy ahora, pero también llevan miedo. Mis
lágrimas están cargadas de miedo, miedo por la magnitud de lo que siento, miedo
de que se acabe, de que te vayas, de volver a comenzar lo que me costó tanto
enterrar. Lloro por el pavor que me da tan solo el pensar que te pierdo, pensar
que puedo hacer algo mal, o que tú hagas algo mal y tenga que dejarte ir. Porque
soy orgullosa y tengo tanta dignidad, que por mucho que duela sé que te dejaré
marchar. Tengo pánico a que encuentres a alguien que te haga sentir cosas que
yo no logré hacerte sentir. Pero más miedo me da tener la certeza absoluta de
que te quiero más de lo que he querido a nadie en mi vida, y a veces tengo la sensación
de que te quiero más que a mí. Y pensar que te puedes ir... que te puedo
perder... que llegue a ser tan feliz que esté prohibido y tengas que dejarme...
pues me jode. Me jode y me hace temblar. Por eso mismo lloro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario