Justo al lado tengo a una chica un poco mayor que yo, es la típica que se quedó estancada en la vida. Va leyendo, no la he visto levantar la mirada del libro ni un momento desde que entré. Tiene el pelo corto, y podría hasta jurar que la vistió su mamá. Seguro lleva el sostén a juego con las medias. Seguro es la típica que escucha la palabra pene y se escandaliza.
Odio a esa clase de personas, son las que menos saben vivir.
En cambio, la chica que tengo al frente sonríe cada vez que a la atrapada en su libro se le escapa una sonrisa entre línea y línea. Refleja la esperanza de que la felicidad está al alcance de cualquiera. Tiene sueño, lo sé porque no para de restregarse los ojos; lleva una coleta mal hecha, un suéter grande y unos pantalones rotos. Huele a desastre, cuando me mira fijamente puedo ver las rutinas que hay en ella. Cuando sonríe solo veo las lágrimas que ha llorado; juraría que no sabe adónde está yendo y mucho menos de dónde viene.
Seguro está atrapada, en ella misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario