13 de abril de 2015

Por favor, no te vayas.

Descubrí que la magia existía cuando reconocí, y supe, que yo quería ser su verso, su poema y métrica, o su musa y prosa, ¡yo qué sé! Pero quería formar parte de ese arte que tiene de hacerme volar cada vez que besa las palabras y las convierte en un mundo inolvidable al cual escapar si la realidad se me antoja como una mierda. ¿Y qué te voy a decir de su espalda?, esos lunares que forman constelaciones en el cielo de su costado, y la risilla que se le escapa si paseas con cuidado la yema de tus dedos en sus costillas. 

Esto de escribir versos es lo más bonito que puede haber conseguido una impostora como yo, que juega a ser poeta cuando habla de sus labios, ¡pero qué labios!, qué paraíso es ese para quien busca inspiración en invierno, esos labios que aspiran el humo del cigarro y lo deja escapar con tan suma elegancia, para luego soltar una carcajada que rompe el silencio y deja sin respiración al oxígeno mismo. Sería un auténtico pecado no intentar estar entre sus brazos, pero prometo no enamorarme y mucho menos quererle lo mas mínimo. 

¿Amor? No sé, pero que bonito es todo cuando sonríe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario