10 de agosto de 2015

El odio como nuestro accesorio preferido.

Dura un segundo y nos la gastamos en odio, dura tan poco y la vivimos perdidos, nos alejamos de todo, hasta de nosotros mismos, nos da miedo el dolor porque nos hace sentir frío. Dura un suspiro y nunca hacemos nada, tenemos una colección de recuerdos sin sentido: odiamos, sufrimos, envidiamos, matamos, no sonreímos. Tachamos a los extraños de insensibles, presumidos, egoístas, sin darnos cuenta que criticarlos nos hace iguales o peores. La gorda no adelgaza, el flaco es alcohólico, esa otra se abrió el cuerpo para llenarlo de plástico, y aquel golpea a su novia, nadie está conforme consigo mismo. ¿Acaso nacimos todos para odiarnos? ¿O solo lo hemos aprendido? Somos armas para matarnos a nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario