Si tuviera el valor suficiente para seguir,
decidiría abandonar.
Si tuviera fuerzas para ir hacia delante,
iría hacia atrás.
Justo a donde tú estás. Para contarte que puedo, pero no quiero.
Si tuviera ganas de sonreír,
no dejaría de llorar.
Si pudiera correr,
me quedaría parada.
Como quien espera con la herida abierta y la botella de ron en la mano.
Mírame. Ambos sabemos que en el fondo no es tan simple como distinguir el deber del poder, el bien del mal. No se trata de distinguir lo que harías tú, que vives tu vida, de lo que haría yo, que busco la mía en ajenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario