26 de octubre de 2011

MI MEJOR AMIGA.

Y así fue, me rebelé contra todo.. Hasta el Sol. Descubrí entonces que los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta, son los que dicen «te amo» sin temerle a que les digan un simple «te quiero», son los que dejan a un lado los complejos para que no puedan dañar lo mejor de ellos.
Pero como siempre tú estabas allí, esa mano amiga que siempre me ayuda a reencontrarme, sin importar cuántas veces haya caído ya. Tu voz es la perfecta melodía que me llega al corazón, y saca lo mejor de mí. Porque tu amor es puro y único, como el de los niños.
Tu amistad es la mejor sensación, es eso que todos deberían tener, y que gracias a ti yo sí la tengo. Porque siempre estás para mí, cuando existo y cuando no, cuando te necesito y cuando no, cuando río y cuando no, cuando lloro y cuando no. Siempre dispuesta a ayudarme.
Todo lo que tú me has dado, es lo que yo esperaba darte siempre.

10 de octubre de 2011

Por qué.

De nuevo estoy sola en mi habitación, sentada en la ventana, viendo las gotas de lluvia caer. La música suena, pero no es mi música. Conozco las canciones, pero desearía no estarlas oyendo en este momento.
Voy viendo como se difuminan las imágenes por el agua, y mis lágrimas se empiezan a entrelazar con las lágrimas del cielo; y ya no distingo quién llora más.
Tu recuerdo empaña mis párpados, tus recuerdos conmigo. Y sonrío formando un arco iris en mi cara; te detallo en mi mente. La arruga que se te forma alrededor de los ojos cuando te ríes, el sonido de tu risa. La manera en que me miras cuando te hago reír, y la forma pausada en la que tu mano se posa sobre mis hombros cuando intentas darme un beso de esquimal... Mi mano que se pierde por tu pelo, y comprendo por qué es inevitable quererte.
Te quiero cada día, al despertar, al dormir, al comer, al sentir, al reír, al llorar. Te quiero en todo momento. Y es que verbo querer sólo tiene sentido si es para quererte a ti..
De nuevo me preguntó, por qué si lo quiero tanto no puedo estar con él. Por qué si se supone que nos correspondemos no estamos juntos. Por qué son más las veces que lo extraño, que las que no lo hago. Por qué. Qué le hice a la vida que no me permite estar contigo. Qué le hicimos a la vida que la distancia se interpuso en nuestro camino.


Y de nuevo me doy cuenta que no soy capaz de contestar aquellas preguntas.

8 de octubre de 2011

Lo único que no me enseñaste.

No te mentiré pues es cierto que me duele que nuestra historia haya llegado a su fin, que nuestro amor se haya muerto... Me duele.

Te extraño todos los días, te extraño a ti y nuestros momentos juntos... pero no quiero ser tu amigo ya. ¿Para qué ser amigos, si nada será igual? ¿para qué? Ser tu amigo para no poder besarte, para no poder acariciar tu pelo, para no poder oler tu perfume, para no abrazarte porque sí, para no decirte que te amo cada instante. ¿Eso quieres? Yo no puedo.

Dame dos buenas razones para irme, y lo haré ¿pero ser amigos? No puedo ser amigo de la persona a la que amo, no puedo darte un beso en la mejilla después de haber besado tus labios.

Porque sólo me llevó un minuto enamorarme, tardé unos meses en lograr que tú sintieras lo mismo, ¿pero para olvidarte? Tardaré mucho más que una vida. Quizás todavía lo esté intentando en la siguiente, y la otra, y en la otra... y en la que le sigue a esa también. Y aún así mi corazón te seguirá amando, pues tú fuiste mi verdadero amor, la persona que me enseñó a amar, a perdonar, a dejar el orgullo, a cuidar a quienes amas y claro que también a llorar...

Pero hay algo que nunca nos perdonaré, no me perdonaré por haberte dejado ir, y nunca te podré perdonar lo único que no me enseñaste: a olvidar.