Me he visto perdida en los aeropuertos, desorientada sobre qué avión tomar o hacia donde volar si tus brazos se alejan justo en dirección contraria. Tenía una libreta en la mano con un par de palabras ilegibles, me había puesto a escribir y me había quedado hipnotizada con el pasillo de llegadas. Torrentes de personas llenaban los pasillos y abrazos y qué ganas de llegar y qué bonita la vida.
Me imaginé cogiendo un par de aviones, los pies sobre la maleta, la lluvia y el frío, “este es mi sueño”; esta soledad abriendo agujeros en el corazón, no.
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Otro aeropuerto lleno de gente que sabe a donde va y yo que no sé ni quién soy. Un día compré un ramo de flores y me mojé entera, agité el ramo en el aire, todo el mundo me miró. Lo llevé hasta casa, lo puse en un jarrón improvisado, no pude dejar de mirarlo durante horas.
Nadie está aquí para oler las flores, nunca hubo nadie.
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Cae la noche en ese sueño, pesan las maletas pero pesa más la vida. Ojalá hubiera alguien esperándome, ojalá derribaras todos los impedimentos y te quedaras para siempre.
No quiero. No quiero que el olvido sea tan terrible y termine quemándonos; en tus ojos se podía ver el fuego, tú estás quemándonos. Quiero recordarte cuando aún no sabía que íbamos a ser el huracán más bonito, cuando tenías el pelo más largo y eras más tímido y me mirabas como un sueño que acababa de hacerse realidad. Estás, aún te tengo, es de noche en medio de la nada y el frío congela mis pies.
"Sonríe, sonríe", me dices. Yo llevo una falda larga de esas que te vuelven loco y aún no he aprendido a peinarme y giro en un baile interminable, ¿cómo no voy a sonreír?
Voy a quedarme muy quieta, atrapando tu recuerdo; es mío.
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Volveremos al apartamento y cenamos un desayuno porque es nuestra comida favorita y la vida es bella solo porque tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros. Que la vida acaba de comenzar.
La vida acaba de terminar.
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Sigue haciendo frío y he vuelto. Sigo desorientada en el avión y recuerdo que hoy arranqué esas flores del árbol y la habitación huele a flores, sin mí. Aquí nunca hay nadie para oler las flores. Mi vida solo giró completamente una vez y hubo muerte y hubo frío y el olvido matando todas las plantas y los recuerdos.
A mi me encanta volar y disfruto de los aeropuertos, así que al leer sentí todo lo contrario a lo que para mi es la idea de un aeropuerto. Lo que has escrito me ha atrapado. Es profundo y no creo que deje indiferente a nadie. La verdad no podía dejar de leerlo y no se porque. Seguiré leyendo tus otras entradas.muchos éxitos.
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