24 de marzo de 2016

Mi barco de papel

Le he estado dando vueltas a lo nuestro: a la primera te he odiado y a la segunda te he vuelto a querer, y he decidido dejarlo estar; siempre he sido de las que para demostrar cuánto te quieren primero te demuestran cuánto pueden odiarte, y así me va...

Un día hice un barco con el papel con la que nunca llegaría a ser la declaración de amor que te merecías... lo lancé al mar y flotó. 
Desde entonces no me da miedo soñar.

Iba a llamar a esto "Si te vas", y me he acordado de los besos que me dabas en aquel apartamento mientras sonaba esa canción de Extremoduro y claro, soy incapaz de darle ese título a unos cuantos párrafos de mierda. 
Pero sí me atrevo a empezar esto así:




Si algún día te vas espero que le hables de mí a la gente, del daño que te hice sin darme cuenta, espero ser al menos veinte "eras mucho para ella" y diez "ella se lo pierde", mínimo; y si la suma del odio ajeno no llega —por lo menos— a treinta personas, te plantees volver.

Espero que si hay otra le hables de estas letras, le digas que te avisé, dile que estoy mal de la cabeza y que posiblemente esto se vuelva un blog frecuentado por suicidas. Espero que le hables de mí —de nosotros—, dile lo mucho que te quiero, ponme el listón muy alto a ver si así se da por vencida y dile que soy de rendirme rápido, pero que si es por tocar los cojones no hay quien me pare. Llámala por mi nombre por error, sueña conmigo y acuérdate de mí cada vez que se atragante.
 
Espero que digas cosas absurdas como que tener buena suerte sería no encontrarme. Y si lo hacemos, si nos encontramos, espero que te gires para mirarme el culo justo en el momento exacto en el que me levante la falda.

Si algún día te vas le diré a todas mis amigas que eras otro cabrón más, que dejé de sentir mucho antes de que te fueras; y tal vez, al quinto chupito me da por decirles que todo me sabe a poco desde lo nuestro, que lo único que toco desde que tú no estás es este lápiz y que no tengo ovarios para acabar ninguno de los poemas que empiezo.

Les contaré que sigues ocupando cada uno de los putos rincones de mi mente, y me mata no tenerte. Joder, me mata...  



Pero, eh, mejor no me hagas ni puto caso. 
Tú ya estás dormido, acabo de ver porno y te necesito, joder, 
no sabes lo mucho que te necesito.

9 de marzo de 2016

La chica.

Cuéntame más historias de la chica de los labios rojos, el rímel corrido de la risa y las bragas chorreando recuerdos.

Cuéntame cómo se desnudaba con esa canción tan lenta de London Grammar. Dime lo que le susurraba a todos esos capullos que sólo la querían para follar.

Cuéntame cuántos trenes ha perdido desde que no va a ninguna parte.

3 de marzo de 2016

Pero aquí estás.

He estado buscando las palabras pero al no conseguir las adecuadas, he dejado de buscar. Anoche me he despertado a las tres de la mañana y no estabas a mi lado, así que también he dejado de soñar. 

Antes de dormir me he imaginado un día siguiente sin tu mano en mi cintura, y después de la quinta cerveza te he ido a buscar en otros labios. 

Pero tampoco te he encontrado.

Joder, llegaste a mi vida cuando menos te esperaba y ahora no dejo de pensar en ti. De golpe, derribaste unas cuantas paredes y me habitaste el alma 
y las manos 
y los besos.

Al fin ha amanecido, la noche ha sido una puta mierda, cariño. Ven y háblame de un futuro juntos, no te haces una idea de los sueños que me ha quitado este café.

Entre tus brazos me he vuelto a sentir entera, aunque sé que no lo estoy. Solo quería que supieras que todas las sonrisas que no me dedicas, me resultan un puto disparo a la cabeza. 

Pero aquí estás. Sonriendo.