27 de febrero de 2012

27.02

Y hoy no estás. Hace un año que te fuiste, y tu ausencia aun me duele como el primer día. A veces imagino que llegas, imagino que abro la puerta y te oigo reír... Pero sé que no es así.
Sé que por mucho que lo desee, uno no puede recuperar a esos angelitos que una vez se fueron, y que ya no volverán.
Todas las cicatrices algún día dejan de doler. O eso dicen. Yo aun estoy esperando a que tu ausencia deje de sangrar.
Y es que miento, porque a veces no duele, pero es increíble como hay días en los que se abre otra vez, y la siento igual que el primer día.
Quizás y el problema no es que no estés, es que aun sabiendo que me estabas dejando nunca busqué el momento para despedirme y decirte todo lo que ahora te digo en miles de cartas, cada vez que el calendario se para sobre ese 27.
Tal vez el problema no es que no estés, es que aun sabiendo que te ibas, no actué como debía. Te estaba perdiendo y fui egoísta. No sabes cuanto lo siento, cuanto lamento no haber sido un poquito mejor..
Hoy me duele una vez más, me duele. Prometí ser fuerte, seguir tu ejemplo, y eso es lo que intento día a día.
Te extraño. Mucho.
La vida no es justa, y tu ausencia lo demuestra. Este enorme vacío que siento cada vez que caigo en cuenta que no volverás a cruzar esta puerta.. Tuve la esperanza de que regresaras a casa, de verte riendo y tomando vino con mi mama.
Nos haces tanta falta....
Ojalá y estuvieras aquí. No tengo nada que reclamarte, ya no importa nada que alguna haya podido hacer.
Simplemente fuiste una mujer única, una persona mágica.. Cualquiera que te conociese daría cuenta de esto. Para mi siempre estás presente, y como he dicho tantas veces, mientras haya quien sonría al escuchar tu nombre, quien te recuerde, tu aun estarás viva, aun sigues a nuestro lado.

14 de febrero de 2012

Te quiero.

Lo que pasa es que así, de repente, ahora eres todo lo que quiero. De un día para otro, pareciera que por alguna especie de magia, quisiera compartir todo lo que me pasa contigo. Por alguna estúpida razón empecé a planificar mi vida en función de vivirla contigo.

Eres increíble, eres una especie de sueño hecho realidad. Nunca pensé que pudiera estar ahora, así contigo, abrazados y tomados de la mano, riendo por cualquier tontería. ¿Sabes algo? Realmente odio hablar por teléfono, me parece algo inútil… pero ¿hablar contigo? Eso cambia todo. Cualquier cosa que me permita estar un poco más cerca de ti, cambia todo. Oír tu voz, cambia todo, me tranquiliza y me hace sentir bien. Cosas perfectas, y pasar mi día contigo. Me siento bien estando contigo, me haces feliz, me haces reír, me haces desear detener el tiempo y poder estar siempre a tu lado.


¿Cómo empezó todo? ¿En qué momento empezó? La verdad, no lo sé. O quizás sí. Tal vez todo empezó mucho antes, antes de conocerte. O simplemente empezó en el momento en que te vi. Cuando me dijeron que eras tú el que estaba ahí sentado, que ya habías llegado… no te mentiré, estaba nerviosa, ansiaba conocerte. Pero no sé si fue allí, o fue desde antes. 


Te soñaba desde hace mucho tiempo, te veía en sueños, y ahora dudo de estar despierta porque todo es tan perfecto. Todo es tan perfecto… Ya sabes lo que dicen, cuando las cosas van bien dudamos de que sean reales, porque estamos acostumbrados a que todo vaya mal.


¿Miedo? Cuando se trata del corazón siempre hay un poco de temor, pero estando contigo, irónicamente, y aun sabiendo que mi corazón es lo que estoy poniendo en riesgo, no siento miedo alguno. Confío en ti. Quizás esto sea malo, quizás y bueno. Pero para bien o para mal, es así.


Aquí estoy, y lucharé por esto. Lucharé por ti, simplemente porque te deseo. Te he esperado tantos años, te he buscado en tantas bocas, y espero que esta vez sí seas tú.


Tal vez y me esté equivocando, tal vez estoy entendiendo todo mal, tal vez la estoy cagando. Pero algo me dice, que contigo todo va a estar bien. Porque cuando se cierra una puerta se abre otra, más grande y más bonita, y no creo que haya mejor camino que estando contigo.


¿Y tú qué crees? Si no es así, ¿qué estás esperando para decirme que perdí el rumbo, que me salí de mi camino y me estoy metiendo en el tuyo? Si nada de esto lo quieres, te ruego que me avises antes de que sea demasiado tarde.


O quizás, ya es demasiado tarde. Ya me arreglo solo porque sé que te veré. Ya uso mi perfume favorito únicamente para salir contigo. Ya me quedo hasta las tantas, solo por hablar contigo. Ya pierdo horas en el teléfono para escuchar únicamente tu voz. En este momento, las canciones más estúpidas me recuerdan a ti. Escuchar “We Found Love” y no desear que estés conmigo se ha convertido en un reto. No despertarme pensando en ti… No ansiar con todas mis fuerzas que llegue el viernes para estar contigo. Y lo que es peor aún, no dibujar corazones en los márgenes de mi cuaderno. Sí bueno, es que te quiero.


Sí. Es solo eso. Te quiero.

2 de febrero de 2012

Cuando me vaya, no vengas a buscarme.

Me he cansado de inventarte y reinventarte. De imaginarte conmigo, en algún lado. Soñar que apareces, que te acercas y me saludas. Y allí nomás me haces tuya, te hago mío.
Me he cansado de imaginarte conmigo. De sentir que te tengo, de imaginar el roce de tu piel sobre la mía, de tus labios en los míos. Me he cansado de pensarte cuando estás lejos, de soñar que te tengo.
He reinventado tantas veces nuestra historia.. ¿Pero para qué? ¿Acaso nos ha servido de algo? Si al fin y al cabo, la historia nunca ha sido nuestra. La historia siempre es mía, y de mis sueños y deseos contigo. Irónico es como, mientras yo no dejo de pensarte, de desearte, de quererte y de buscarte, tú no dejas de pensar en ella.
Realmente sorprendente que mientras yo me desvivo por ti, tú sigues enfrascado en ese pasado que no regresará a ti. Y aquí estoy viendo lo mal que ella te trata, lo poco que te merece, y aun sabiendo todo lo que estoy dispuesta a dar por ti, no me brindas esa oportunidad que tanto anhelo.
Pero algún día me cansaré, algún día entenderé que tú no me mereces, y que es por ello que nunca estaremos juntos. Y ese día, quizás y solo quizás, ese día logre olvidarte.
Solo te pido que cuando llegue ese momento, no vengas a decirme que me quieres, y que te arrepientes, porque entonces ya será demasiado tarde.