La
clase media venezolana, más que un bloque de personas que tienen en común una
cuenta en el banco con un balance bancario similar, es una pequeña franja entre
la indigencia de aquellos que duermen bajo un puente y la burguesía de los que
duermen en un jet privado. Es una clase media que a pesar de parecerse a la
clase media a nivel mundial, se caracteriza y distingue fuertemente de todas
las demás. Es propia de los venezolanos.
Nuestra
clase media tomó una forma particular cuando en el siglo XX llegó a Venezuela
el petróleo, la urbanización y la inmigración. Caracteres que nos marcaron y
que a pesar del tiempo, hemos ido cuidando y manteniendo. Desde entonces
adquirimos unos rasgos que nos negamos a perder, y es que el venezolano de
clase media es por lo general consumista, fiestero, luchador, machista, y desapegado
a la lectura. Poco a poco nuestra clase media se ha ido acostumbrando a llevar
siempre la misma vida, sin variar, llegando a provocar una rutina en su día a día,
en su trabajo y en su vida social, bien dice Rawayana (grupo musical venezolano
de clase media) en su tema Algo Distinto “el viernes en la noche a la disco, el
sábado a cenar, y el domingo la misa con tus papas. ¿Por qué no cambiar un poco
nuestras vidas?”. Los llamo a la reflexión, ¿acaso no es cierto? ¿no les
recuerda a su fin de semana de cierto modo? ¿está tan lejos de su realidad?
A
donde quiera que vayas siempre nos encuentras, somos minoría pero estamos por
todas partes: comprando ropa en Miami, pasando un fin de semana de playa en
Aruba, celebrando que nos graduamos de bachillerato en Cancún, tomando unas
birras con los panas el domingo en La Guaira, tocando en las gaitas de algún
festival intercolegial, en tu restaurante favorito de Las Mercedes, en el cine
el sábado en la noche. Allí está la clase media, con un Blackberry, un iPhone o
un Samsung en mano.
Como
bien dice Rafael Osio Cabrices en “Nosotros, la clase media” somos una línea de
la sociedad venezolana que es capaz de comer sushi sin abandonar la arepa, y
eso nos caracteriza más allá de cualquier cosa. Porque nuestra pequeña sociedad
tiene la habilidad de disfrutar de lo mejor de cada una de las culturas que se
han encontrado en nuestro territorio; todas nos ofrecen parte de su esencia y
al irla juntando conseguimos la nuestra propia. Aun cuando no aprovechemos gran
parte del arte, los museos o de los libros explotamos al máximo la comida, la música,
el sabor y lo llenamos con el calor venezolano, creando así una versión
mejorada.
Desde
hace 14 años nuestro país está siendo conducido por un gobierno que pretende adoptar
como modelo económico un nuevo
socialismo, el socialismo del siglo XIX, pero que a fin de cuentas es el mismo
socialismo de la Europa oriental o el de la Cuba comunista. El socialismo, para
aquellos que aun no lo tengan claro se basa en la expropiación de la propiedad
privada para que pase a manos del Estado, la equidad, e igualación de las
clases sociales. Para ello se hace necesario desintegrar por completo la clase
media. Deshacerse de nosotros, pero mientras
lo intentan pasamos de tener una pequeña burguesía a tener una boliburguesía
con ostentosos carros rojos, consumiendo de manera desesperada desde el wisky
hasta los más inútiles subterfugios hechos por el imperialismo, llámese
americano, chino, asiático, inglés, alemán, europeo o como quieran. Y con otra
parte de la clase media que no puede tener lo de la boliburguesía y que
desesperadamente se va sosteniendo para no caer en picada y dejar de ser clase
media.
Los
jóvenes de la clase media no boliburguesa somos una parte característica de
nuestra sociedad que está muy bien formada, que le venimos dando a nuestro país
lo mejor de que cada uno de nosotros, y
merecemos respeto. Además queremos disfrutar y pasarla bien, queremos formarnos
lo mejor posible, queremos dar ejemplo, queremos llegar a ser los futuros
líderes del país. Nosotros los jóvenes que pertenecemos a la clase media, los
que luchamos constantemente por nuestro país, los que trabajamos cada día para
formar una mejor Venezuela, para darle a este hermoso país un futuro más
agradable lleno de paz, con un mundo más seguro, con valores éticos y morales,
con principios, con igualdades de oportunidades, con respeto a las opiniones y
al esfuerzo de los demás, con conciencia ambiental, donde el talento valga más
que el dinero, donde no nos dejemos de hablar con nuestros hermanos por
diferencias políticas o religiosa, donde no falte el pan en la mesa, donde
puedas comprar cuanta harina, azúcar o café gustes en el supermercado porque
éstos no escasean, donde los costos de la medicina no sobrepasen la capacidad
económica del venezolano medio.
Nosotros, el eslabón que faltaba para que nuestro país sea lo que queremos. Nosotros no nos vamos a dejar extinguir.
Nosotros, el eslabón que faltaba para que nuestro país sea lo que queremos. Nosotros no nos vamos a dejar extinguir.