Quería escapar del tiempo y lo hice en una carretera de un solo canal llena de curvas. La adrenalina continua cuando te acompaña la duda de si sobrevivirás a la siguiente. Lo haces. Llegas en plena tarde al azul del salitre. Todas tus responsabilidades reviven en una sola. Y después, el terror del porvenir, la ansiedad de la duda, la seguridad del momento. A mí no me hables de ases bajo la manga.
- ¿Existe el amor de tu vida? - te preguntas.
Una vez, creo,
me susurró en un sueño que me escapara con él
- a cualquier ciudad desconocida -.
Bailar en la cocina mientras preparo mi plato favorito y meneo la copa de vino al son de la canción. A veces espero que un día aparezcas y me digas que tienes ganas de conocer esta ciudad tomado a mi cintura. Beber una cerveza en ese bar que siempre tiene jazz, caminar por las calles de la desesperanza y enseñarle a los curiosos que se pueden borrar las primeras tres letras y seguir estando vivo. Como si siempre hubiésemos vivido escapando y sonriendo, permitiendo que lo desconocido nos llene la vida.
Venga, que nos toca inventar el futuro.