Salem escribió un poema precioso sobre la pequeña muerte y dónde encontrarla, como "las frases que no sueltas nunca a tiempo" y la "resaca de los sueños que más temes". Tal vez el poeta tenga razón y la pequeña muerte sea no haberte preguntado si hablabas de mí detrás de los matices que pronunciabas al amor. O quizás, solo quizás, la pequeña muerte es que tú no lo hayas confesado en lugar de ofrecerme una copa de vino.
¿Qué es la nada? Tu mano es mi espalda cada tarde, tu risa que no deja espacio para coprotagonistas, las películas en blanco y negro donde se besan en mitad de una calle vacía. Es la vida cuando camina deprisa por los días y los dejamos pasar en medio de la rutina.
¿Cómo se vive en una casa que no huele a café ni a besos? La música a todo volumen constantemente no acalla el silencio de la soledad. La ausencia de esos ojos que miran de arriba a abajo como quien se encuentra frente a un sueño hecho realidad. Es que este día es diferente, el soundtrack son todas esas canciones de amor que no querías escuchar.
Y este verano en el que el cielo no es azul sino gris, en el que el sol se oculta detrás de las nubes. ¿Tal vez sea el olor de la nostalgia? Que la llevamos pegada a la suela de los zapatos por donde caminamos. Miras hacia otro lado intentando conseguir algún recuerdo que te transporte a ese momento donde no te gobernaba la pequeña muerte.
La nada, que lo era todo, llenando todo de miseria y tú mirando hacia otro lado.