Cuenta la leyenda que hace mucho mucho tiempo, el pueblo de
Montblanc era devastado por un monstruo feroz y terrible que se comía todo el
ganado. Desesperado, el pueblo decidió que para saciar el hambre de la bestia
cada semana realizarían un sorteo para sacrificar a una persona y una oveja. De esta forma, consiguieron
mantener controlada a la bestia. El animal se quedaba lejos del ganado y los
huertos, y la vida en el pequeño pueblo permanecía aparentemente igual. El
tiempo fue pasando, hasta que un día, el destino caprichoso y juguetón, escogió
a la hermosa princesa, quien debía ser sacrificada como cualquier otro
ciudadano de la aldea.
El Rey intentó evitar a toda costa que su hija sufriera ese
destino, que su hermosa hija fuese devorada por el dragón, y aunque los campesinos más valiente tras ver el dolor de la familia
real y las lágrimas de tan bella doncella, se ofrecieron como carnada, la princesa
reconoció su suerte y resignada se encaminó hacia su muerte.
Mientras el dragón la veía acercarse disfrutando de un plato
tan suculento como una hermosa joven sangre azul, el caballero más valiente de
la historia divisó la escena y sin perder un solo segundo galopó para ponerle
fin a la bestia antes de que ocurriese semejante desgracia. Luchó a capa y
espada contra el dragón, y finalmente, salió victorioso.
La leyenda cuenta que de la sangre del dragón en las hermosas praderas a las afueras del pueblo de Montblanc, creció un rosal de rosas rojas. Nuestro
caballero, Jordi, cortó una bella y frondosa rosa y se la obsequió a la princesa. Fue una rosa única y solitaria, para que no resultase indistinguible del resto. Así, vivieron felices
para siempre (y comieron perdices).
Es por esto que el 23 de abril en localidades como Aragón,
Cataluña, Inglaterra y Grecia se celebra no solo el día del libro, sino también
el día de Sant Jordi. Tradicionalmente, los caballeros les regalan rosas a sus
doncellas, y las princesas les regalan libros a sus príncipes.
En esta fecha, año tras año se celebra otra versión del día de los enamorados, mucho más íntima y romántica debido a su poco conocimiento a nivel mundial; conservando aún su esencia por su bajo nivel comercial.
Feliç dia de Sant Jordi, petits enamorats.