25 de agosto de 2020

No me voy si no vuelvo.

¿Qué hacemos con la vida cuando no cabe en una maleta? ¿Qué hacemos con los recuerdos cuando se nos escapan entre los dedos? No puedo respirar, mi mente es un torbellino constante que no puede parar. 

Todo lo que uno debe dejar. Libros, tazas, artes, sábanas, nostalgias. Frente al espejo, me repito a mi misma que la distancia física no es distancia social, pero resulta imposible de creer. ¿Qué otra prueba necesito? Mírennos a todos, después de 5 meses de cuarentena.

¿Cuánto tiempo es el tiempo? ¿Cada día, honestamente, tiene 24 horas? ¿Cuánto son 1.440 minutos? ¿Y un instante? 

¿Qué son los instantes?
Los instantes no vuelven.





No estás perdida si nadie te busca, no estás perdida si nadie te busca, no estás perdida. 

Estoy a la deriva en medio del océano, gritando auxilio sin que nadie me escuche. Cada ola me sacude con más pasión que la anterior. Pierdo la conciencia, pero no me ahogo. El futuro es una promesa que nadie sabe si puede mantener.  


"Solo espero que al volver, estén en su lugar las cosas que dejé", suena en mi reproductor.

No estás perdida si nadie te busca,
no estás perdida si nadie te busca.
No estás perdida.