Soy criadora de monstruos, de miedos, de daños. Colecciono
errores en un cajón. Me suicido de a pocos. Tal vez lo hago por instinto, tal
vez no sé ser feliz, tal vez me gusta estar rota, tal vez me odio. A veces
despierto y me pido perdón, y lloro, y me digo a mí misma “no lo vuelvo a
hacer, te lo juro, perdóname solo esta vez, una vez más”, y me perdono. Y lo
vuelvo a hacer, y mil veces más, y me rompo y me corto y me mato y me escupo y
lloro.
29 de febrero de 2016
27 de febrero de 2016
La mujer de mi vida.
Cuando abrí los ojos fuiste lo primero que vi, tan nerviosa, tan pendiente, tan cuidadosa de que todo en mi mundo estuviera bien. En mis primeros pasos eras tú la que corría detrás para detenerme en cuanto cayera. Eres esa a la que le daba pavor que yo sufriera. Tan alta como los sueños que me has enseñado a tener… a alcanzar. De tus alas es que yo aprendí a volar; mi fuerza, mi ejemplo, mi día a día llena de seguridad.
Recuerdo aquellas noches en las que me acurrucaba en tu cama para que me leyeras algún cuento de esos que me enseñaron el amor por los libros, hasta que finalmente el sueño se apoderaba de mí. La vez que dijiste que eras inmortal, el día en que descubrí que Santa Claus y el ratón Pérez se escondían detrás de tu sonrisa al verme abrir los regalos; las miles de veces en las que hemos llorado, reído, discutido, bailado, jugado a las escondidas, cantado y hasta escrito juntas.
Mis logros son tus logros, mis risas son tus risas, mis miedos son tu temor. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, mamá.
16 de febrero de 2016
Media sonrisa
Me he convertido en un desastre tan grande que ya no sé dónde he dejado la cabeza, ni la botella. Me he roto tantas veces que ya no puedo contar los pedazos, ni las veces.
Tienes toda la razón, mi sonrisa ya no será mas por ti, ni mía.
Sé que soy valiente cuando espero salir el sol, en medio de la lluvia, entre sábanas vacías. También sé que soy menos cobarde cuando dejo escapar aunque sea una media sonrisa, sin tu mirada fija en la mía.
No quiero dejar de ser desorden porque me gusto así, cada caída me ha dejado una cicatriz que me gusta lucir. Doy abrazos cuando quiero, y escribo para existir.
Tal vez deberías alejarte de mí, si me consumes mucho podría ser la droga que no te deje desandar el camino; y quién sabe si al final termine por convertirme en bala y dispararme.
O dispararte a ti, justo en el pecho izquierdo, para que no vuelvas a latir por otra maldita media sonrisa.
8 de febrero de 2016
Lejanía.
Voy a empezar a escribirte por acá, porque te tengo lejos y no puedo decirte todas las cosas lindas del mundo al oído. Tampoco puedo abrazarte y quitarte el frío, o llenarte de besos el cuerpo y el alma. Creo que esto es lo que pasa cuando dos personas se aman tanto y están tan lejos, tienen que buscar la manera de hacer el amor con palabras, tocarse con versos y sentirse juntos, de otra manera.
Así que ya sabes, amor, cada vez que tengas deseos de sentirme, léeme.
5 de febrero de 2016
Esta historia no trata de amor.
Te voy a contar una historia que no trata de amor, tampoco de ti o de mí, y mucho menos de los dos. La historia comienza en “FIN”, la historia nunca empezó. En esta historia no hay trucos, ni retratos, ni tratos, ni besos, o despedidas. Verás, la historia es un sueño en el que te sueño, no al tú que fuiste ni al que serás, sino al tú que no existe. Al tú del que me enamoré. Te veo con los ojos cerrados y te toco las manos y me parece tan extraño tenerte que te vuelvo a perder. ¿Ves? Ni en mis sueños te puedo tener. Despierto y pienso en el tú imaginario que creé hace tantos años, lo veo a través de mi ventana, despeinado y sonriente. Le sonrío y lo veo partir, ya no me aferro, porque si bien lo que tengo ahora no es perfecto, no se borra cuando despierto.
2 de febrero de 2016
Caída libre.
Voy en caída libre, no dejo de pensarte; siento que me
elevo, no puedo controlar todo lo que me haces sentir.
Quiero besarte los ojos, esos con los que me miras y te ocultas, los que me sonríen a la vez que con tu boca me dices cosas. Quiero besarte la nariz y beber del aire que respiras. Besarte en la comisura de los labios, ahí donde guardas tus secretos. Besarte los labios, que no puedo dejar de ver cuando me hablas. Besarte la sonrisa porque creo que es preciosa, y me hace sentir que ahí puedo vivir una eternidad, aunque la eternidad no sea posible. Besarte hasta la voz que no puedo dejar de escuchar. Me tienes hipnotizada. Besarte el cuello y probar el aroma de tu piel. Besarte las manos que quiero que me tomen fuerte de la cintura y no me suelten. Me muerdo los labios porque quiero comerte a besos. Estoy deseando tenerte.
Quiero besarte los ojos, esos con los que me miras y te ocultas, los que me sonríen a la vez que con tu boca me dices cosas. Quiero besarte la nariz y beber del aire que respiras. Besarte en la comisura de los labios, ahí donde guardas tus secretos. Besarte los labios, que no puedo dejar de ver cuando me hablas. Besarte la sonrisa porque creo que es preciosa, y me hace sentir que ahí puedo vivir una eternidad, aunque la eternidad no sea posible. Besarte hasta la voz que no puedo dejar de escuchar. Me tienes hipnotizada. Besarte el cuello y probar el aroma de tu piel. Besarte las manos que quiero que me tomen fuerte de la cintura y no me suelten. Me muerdo los labios porque quiero comerte a besos. Estoy deseando tenerte.
No sé lo que está pasando, pero sé que quiero pasar de todo
contigo.
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