22 de diciembre de 2015

Sin ti.


Sin cobijas me levanto de esta cama vacía, el sol lo ilumina todo en este cuarto y yo me harto de no tenerte a mi lado. Desayuno un poco, preferiría tus besos. Leo un libro, miro el cielo, sin tus ojos sobra el tiempo. Termina el día, el mismo cuarto en el que no estás. Pero no te extraño. 

18 de diciembre de 2015

Si te vas a ir.

Te abrazo con las piernas porque no quiero que te vayas, respiro entre tus sonrisas mientras ahogo el llanto para no gritar. Te conozco tan bien, que sé que pronto te vas a marchar y no puedo hacer nada, ni quiero intentar.  

Si te vas no quiero que te quedes. ¡No llegues a mi vida nunca! 

Llévate contigo el recuerdo, los besos, los brazos, las risas, los llantos, los versos y a ti; llévatelo todo porque no te quiero aquí, haciéndome sufrir. 

Si te vas a ir vete desde antes de llegar, porque si no lo haces, no sé cómo dejarte de amar.

12 de diciembre de 2015

Un minuto de silencio por la humanidad.

Tiene un par de ojos llenos de sol, que miran todo como si fuese la primera vez. Despierta y saluda a la vida, la respeta. Respira el aire transparente, como su ser. Cuando llueve no se esconde, no tiene miedos; si hace frío no se queja, simplemente es uno con el mundo. 

Su corazón late, como el tuyo, como el mío; siente y sufre, disfruta, duerme, come, se cae, se levanta y pese a su naturaleza salvaje, a veces no se puede defender. 

¿Y qué hace el hombre? Le quita su hogar, destruye su entorno, lo mata a golpes, lo devora vivo, le quita la piel, lo explota, lo mutila… ¿Quién es el animal ahora?
Mi conclusión: Hace mucho que se extinguió la humanidad.

4 de diciembre de 2015

La chica del paraguas azul.

Si tuviera que narrar una historia, comenzaría por describir la noche lluviosa en que ella decidió caminar por la calle, su paraguas azul y la luz que se encuentra al fondo del callejón saliendo sin recato alguno de un pequeño y roto faro, protegiendo a la joven de la obscuridad y provocando que las gotas que caen luzcan como chispas de fuego que se apagan al llegar al suelo. También mencionaría el ruido metálico resultante de la tapa de un bote de basura que ha golpeado el suelo tras haber sido derribada por un gato que salió corriendo al verme. 

La joven no ha notado nada de esto, ella sigue caminando lentamente bajo la lluvia, reproduciendo en su mente esa melodía que escuchan sólo los que aman, que da ritmo a los pasos y a la respiración, que colorea el aire y se lleva los temores.
Pero hoy no tengo que narrar ninguna historia, así que ustedes no sabrán nada de la joven, pues nunca tendré que describir su caminata bajo de la lluvia.