1 de noviembre de 2016

Abrazos que reparan almas.

¿Me amarás todavía? Cuando el mundo empiece a derrumbarse y los pedazos estén a punto de chocar contra nosotros. No sé si volverás a secarme las lágrimas, mientras me acunas en tu regazo, como una niña que no sabe crecer, eso que siempre fui (que soy). Tampoco si aparecerás a salvarme cuando las noches me duelan y se me claven en el costado. Tengo tantas noches incrustadas en las costillas que no sé cómo aún respiro.

A veces necesito respirar, de ahí vienen mis ganas de mar, de (a)mar. Todos los bosques están tristes; a veces me tumbo a ver cómo las ramas de los árboles llegan al cielo. Parecen infinitas. Parece que son capaces de acariciarlo. La vida es ese instante, y nosotros nos creemos infinitos, como si ese cielo azul estuviera ahí para que nosotros echáramos a volar. Como si el destino no tuviera preparada una de las suyas. Estamos condenados a separarnos. No lo aceptes. No dejes que pase.

Pese a todo, pese a la desidia, algún lunes salimos a caminar por esta ciudad y las calles se alumbran a nuestro paso, las cafeterías nos preparan su mejor té. (Porque tomar té contigo es lo único que me hace feliz). Ya sabes que podía quedarme a vivir en tu cama, tumbados entre libros que cuentan historias tristes, mientras mis manos juegan a acariciar tu frente, llena de historias tristes también. Con el póster de Madrid al fondo, la ropa tirada encima de la cama, el desorden más precioso del mundo. Abre la ventana, que quiero respirar(te) mejor. Que este aire está lleno de sentimientos y puede que el corazón reviente en cualquier momento.

¿Me amarás todavía? Cuando los pedazos cubran todo el suelo y no quede nada de lo que un día conociste. Cuando toque volver a reconstruir, con mimo y cuidado, todo lo que un día fuimos. Puede que no llegue nunca ese día, que los pedazos ardan y vayan a ese cielo que tantas veces miramos juntos. Y por fin volemos, y seamos parte del aire, infinitos.

Es como si viviéramos en un final eterno, contando los últimos segundos, como si no hubiera más y al día siguiente el marcador estuviera de nuevo a cero. Me ahogo. No nos queda tiempo.

¿Me amarás todavía? ¿Cuánto tiempo nos queda? Vamos a tomar un té, cantemos, bailemos, háblame de todo lo que amas, que yo sólo puedo escucharte. El fin (no) está llegando. Lo estoy viendo. Deja que se acerque. Que nos pille bailando y llenos de amor. Mis ojos en tus ojos para que cuando llegue, no nos lleve con él.

El fin no nos tocó.

Te quiero siempre.

Te querré siempre. 

26 de septiembre de 2016

Feliz no-cumpleaños.

Hoy cumples años y no sé qué regalarte. Ni siquiera sé si te gusta cumplir años y recibir regalos. Ni siquiera sé cómo felicitarte. 

Vamos a pretender que hoy no es hoy, sino que es un día cualquiera. En este día cualquiera no te voy a dar regalos, ¡ni que fuera tu cumpleaños!, pero ven, vamos a caminar bajo la lluvia imaginaria con tu paraguas rojo y el mío amarillo, 

¿Ya viste eso? ¡ES UN BÚHO! ¡Cuidado!, creo que te quiere comer (ahora somos gusanos). Te diría que corras, pero somos gusanos, hazte el muerto. 

¡Fiuf, ya somos humanos otra vez! 

Mira, no sé como decirte esto sin sonar cursi, pero me caes muy bien. Está muy bonito tu pelo, y me caes muy bien. Me alegra que hagas cosas como las que haces, que sepas de letras, de libros, de canciones, de colores, de risas y llanto. Me gusta que sabes tanto. Me parece increíble que tengas tantas raíces, que las cuides y protejas; me gustan tus ojos y tus orejas. 

Sé que a veces te entristecen cosas, sé que a veces te sientes solo, pero me gusta que aún así eres noble y sonriente, fuerte. Eres muy valiente.


Toma esta rama, no significa nada, pero es que no supe qué regalarte en tu cumpleaños.

20 de septiembre de 2016

Malditos sueños.

Toda la vida, desde pequeña, me han dicho que los sueños no son ciertos, que al igual que las pesadillas, no son más que el producto de mi imaginación y no se harán realidad. Esto me ha mantenido tranquila en las noches de tormento en las que mis sueños se vuelven el invento de quien parecía ser mi peor enemigo, olas de lágrimas me llenan al despertar de la muerte de algún ser querido, de la pérdida de un hijo que jamás he tenido o de la caída más larga y tormentosa desde el barandal blanco de esas escaleras que en repetidas veces me han hecho despertar de un salto. Esas son las pesadillas.
Los sueños son en cambio más sutiles: un día soleado, el mar, algún recuerdo de infancia, y otros que no se deben contar. Pero hay unos, que yo no calificaría exactamente como sueños ni pesadillas, son algo entre los dos. Son los sueños en los que te sueño, dulces heridas que se abren para ver tus ojos y tocar tu voz, para extrañarte hasta las canas que jamás nos salieron juntos, para quedarme con las ganas que tengo de dejar de soñar contigo, para dejar de desear, que contrario a todo lo que me han dicho, los sueños sí se hicieran realidad.

14 de septiembre de 2016

Estamos perdidos

Aún nos queda tanto por vivir, una noche de hotel en cualquier lugar con un baño de espuma, unas cuantas promesas, un viaje a la luna, que tu espalda sea mi aeropuerto. Tenemos que gritar desde un descapotable que hoy somos héroes, mañana quien sabe, mientras la noche nos abraza. Tienes que aprender a bailar, tengo que enseñarte, el pasillo de mi casa es la mejor pista de baile. Tengo que engañar al destino para que te quedes conmigo. Tienes que decirme: “no has crecido nada desde la última vez”. Tengo que darte un abrazo en silencio (no sabes cuánto tiempo he esperado este momento). Tenemos que vivir ese verano que borraste de nuestra historia. Tienes que volver a enamorarte de mis ojos, tengo que volver a escribirte una carta de amor. Porque es tarde para sentir miedo. Toda la vida es ahora.

Que la ciudad es infinita y tus ojos son los más tristes del mundo, pero yo nunca me rindo, yo nunca me rindo.

late night stroll

13 de septiembre de 2016

Sí importa.

Me prometes un futuro precioso, ¿pero para qué lo quiero? ¿De qué me sirve si en el presente no cuento contigo? 

¿Qué importa el futuro cuando en las noches me siento sola, si en los días una disculpa sencilla supone llenar el vacío de todos tus silencios? 

Y no los llena. 

"No vivas de promesas que no pueden cumplir"
me dijeron una vez. 
Y aquí estoy hoy, alimentándome de vacíos,
de esperanzas, de anhelos. 

El sol me despierta y entonces abrazo al recuerdo de lo que fue una vez, de lo que habría podido ser. 

Otra vez, incluso, me recordé que 
no debía ver más allá de lo que ven mis pupilas. 
Mis pupilas solo ven lágrimas. 

¿Qué hay más allá? ¿Importa? 

Un futuro precioso, una casa a orillas del mar, un montón de promesas que no hemos cumplido, y tú. 

Tú y todo lo que no hemos vivido. 

Por eso sigo. 

12 de septiembre de 2016

Aeropuertos



Me he visto perdida en los aeropuertos, desorientada sobre qué avión tomar o hacia donde volar si tus brazos se alejan justo en dirección contraria. Tenía una libreta en la mano con un par de palabras ilegibles, me había puesto a escribir y me había quedado hipnotizada con el pasillo de llegadas. Torrentes de personas llenaban los pasillos y abrazos y qué ganas de llegar y qué bonita la vida. 

Me imaginé cogiendo un par de aviones, los pies sobre la maleta, la lluvia y el frío, “este es mi sueño”; esta soledad abriendo agujeros en el corazón, no. 


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Otro aeropuerto lleno de gente que sabe a donde va y yo que no sé ni quién soy. Un día compré un ramo de flores y me mojé entera, agité el ramo en el aire, todo el mundo me miró. Lo llevé hasta casa, lo puse en un jarrón improvisado, no pude dejar de mirarlo durante horas. 

Nadie está aquí para oler las flores, nunca hubo nadie. 



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Cae la noche en ese sueño, pesan las maletas pero pesa más la vida. Ojalá hubiera alguien esperándome, ojalá derribaras todos los impedimentos y te quedaras para siempre. 

No quiero. No quiero que el olvido sea tan terrible y termine quemándonos; en tus ojos se podía ver el fuego, tú estás quemándonos. Quiero recordarte cuando aún no sabía que íbamos a ser el huracán más bonito, cuando tenías el pelo más largo y eras más tímido y me mirabas como un sueño que acababa de hacerse realidad. Estás, aún te tengo, es de noche en medio de la nada y el frío congela mis pies. 

"Sonríe, sonríe", me dices. Yo llevo una falda larga de esas que te vuelven loco y aún no he aprendido a peinarme y giro en un baile interminable, ¿cómo no voy a sonreír? 

Voy a quedarme muy quieta, atrapando tu recuerdo; es mío.


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Volveremos al apartamento y cenamos un desayuno porque es nuestra comida favorita y la vida es bella solo porque tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros. Que la vida acaba de comenzar. 

La vida acaba de terminar. 


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Sigue haciendo frío y he vuelto. Sigo desorientada en el avión y recuerdo que hoy arranqué esas flores del árbol y la habitación huele a flores, sin mí. Aquí nunca hay nadie para oler las flores. Mi vida solo giró completamente una vez y hubo muerte y hubo frío y el olvido matando todas las plantas y los recuerdos. 

7 de septiembre de 2016

Largas madrugadas

Todas las películas hablan de huidas, de dormir en sofás resquebrajados por el paso del tiempo. Como si los corazones solo volvieran a latir cuando conocen ciudades nuevas y estuviéramos hechos de olvido y recuerdos. 

En esa última película, sonaba música folk y un gato curioso despertaba a un hombre cada mañana. Ese no saber donde estás, esa huida constante en la vida, estar perdidos incluso conociendo cada calle y cada presente. Sé que he pasado por aquí mil veces, nos besamos allí, jugamos a ser eternos en ese café. Y ahora me voy. No sé quién querría despedirse de un futuro que aún no ha ocurrido y de todo lo que no hemos vivido.

Una vez escribí: Si huyo es para no volver, si vienes que sea para quedarte. Todas las palabras me persiguen y todas las madrugadas juego a perderme en cualquier novela para evitar pensar. El primer beso de la mañana, la primera canción que suena por la radio y nos devuelve la vida, el arco iris tras la lluvia, el abrazo que nos hace respirar. La ciudad ya no nos reconoce, no sabe que nos amamos en cada esquina y conseguimos parar el tiempo en todos los cafés. 

Volveré a leer a Cortázar y a creer en que el amor es ese rayo, pero esta vez nos ha partido en dos. 

29 de agosto de 2016

Insomnio número tres

Llevo tres noches sin dormir, cuando cierro los ojos imágenes de mi vida pasan de un lado a otro y nunca sé hacia dónde mirar; me mareo, me caigo. Después empiezo a girar en la cama y la cama hace tanto ruido que mi propio ruido perturba mi sueño. 

Hace unos cuantos meses, en una semana de mi vida en la que todo era felicidad y tristeza, compré un paquete de pastillas de componentes naturales que ayudan a conciliar el sueño: los ingredientes son “hop”, “valeriana”, y algo más. A mí “hop” me suena a “hope”: esperanzas para dormir. Pastillas hechas de esperanza.

Desde que esta ciudad me acogió soy una desconocida más entre los ríos de gente en la terminal central, con un libro en la mano y el café hirviendo derramándose por mi mano. Tengo la valentía en los ojos y visito galerías en las que intento ser invisible frente al cuadro. Ser la obra dentro de la obra. Y navego por mundos que creía inexistentes. 




Mi primer día en soledad vi la ciudad desde tan alto que la vida me pareció increíble. A esta ciudad le debo el insomnio y las prisas, le debo la soledad. Ahora café, ahora café derramado, ahora soledad, ahora literatura. Estoy leyendo un libro en el que me dice que todas las preocupaciones vienen de las necesidades que nos imponemos desde dentro, necesidades creadas e irreales. Pero qué va a saber ese libro de todo lo que me haces falta desde que no estás.

Ayer tomé un bus para ir a visitar otra pequeña ciudad, y llovía tanto que abrí las manos para intentar atrapar la lluvia. Entré en una capilla antigua con los techos inmensos y creí volar mientras un coro cantaba cosas sobre adorar a un Dios que no conozco. Yo no estaba allí. Yo estaba entre las voces corriendo hacia el cielo. Escribo insomne. Necesito que esas imágenes dejen de flotar en mis ojos. Necesito cerrar los ojos y dormir, conciliar, conciliar el sueño.



Necesito dormir, como duerme la ciudad cuando nadie la ve.

24 de agosto de 2016

Y se fue.

Llegó de puntitas, se acomodó la falda y se sentó a mi lado. Mientras miraba la ciudad a través de la ventana sonrió y comenzó a contarme de ti, de tus besos a veces suaves y otras violentos, de tus manos y tus risas. Me contó de aquella vez que iban caminando de la mano y arrancaste unas flores para ponérselas en el pelo, me dijo que una parte chiquita lamentó la muerte de esas pobres flores, pero otra saltaba de alegría por tu detalle. Me contó también de la primera pelea que tuvieron y como lloró toda la noche. Me contó de cómo vivieron tanto y se hicieron viejos antes de tiempo, se desgastaron… 

Y así, mirando hacia la ventana rodó una brillante gota por su cara que casi la rompió en dos. 



¡PARA!
le dije, ya no me hables de él, 
¿no ves que te hace mucho daño recordarlo, Soledad?

21 de agosto de 2016

Bang.

Es difícil respirar cuando respirar corta.

Es difícil pensar cuando pensar corta, cuando tu mente está rodeada de cristales rotos que cada vez hacen más pequeño el espacio en el que te suspendes de una ventada mientras miras a lugares en los que desearías estar pero no estás porque ir a ellos implicaría irte y no puedes ni pensar en levantarte porque te duele pensar.  

No te puedes mover porque tus pies se vuelven de concreto y formas parte del suelo que no quieres pisar más. Te encuentras enredado en tus propias hiedras, te lastimas a ti mismo, y no puedes ni llorar porque tus hojas se alimentarían de las gotas de tus ojos y solo te atraparían más. 

Cuando te vuelves un arma contra ti mismo la única forma de huir, es disparar.

17 de agosto de 2016

De futuro

De miradas vacías y sonrisas al borde de la muerte, de la vida cuando son hojas secas volviendo a casa, de madrugadas y la luna recordándonos que somos fuertes lo somos, de la vida cuando nos asomamos desde la planta 32 y nos arrojamos a un vacío que se llama futuro, de tus besos después del desayuno, de pasar doscientas horas juntos al mes y luego la soledad, el amor al borde del precipicio.

Íbamos elegantes y nos subimos a un ascensor con desconocidos y te di la mano, y el mundo se paró por un instante, —la sensación de vértigo siempre es mejor si nos cogemos de la mano. Había luces y de repente era Navidad y hacía tanto frío que los sueños se congelaban; quisimos disparar para ganar, yo nunca supe cómo hacerlo. Yo nunca sabré cómo hacerlo. Tomamos el tren en la estación de siempre, tomamos un periódico y un café, y fuimos los extraños más enamorados del mundo. Jugamos a casarnos, a ser marido y mujer en la vida que siempre deseamos.


De nuevo la soledad, tengo una taza con un gato asustado en la que tomo el café. Tengo miedo del futuro. Tengo la nevera vacía y estoy decidiendo si debo salir de este agujero para ir a comprar. Tengo más miedo de camino al trabajo que cuando subo a la planta 32 y el mundo se antoja infinito. Estoy lejos de ti. Lejos de mí. Hay un viejo carro verde precioso cubierto de hojas, nunca se mueve, siempre está en el mismo lugar. 


Siempre quiero huir cuando lo veo. 

Pero ni él huye, ni nosotros; y solo esperamos que el futuro llegue pronto para que podamos caminar por las calles como los extraños más enamorados del mundo.

14 de agosto de 2016

Tu risa es una ducha en el infierno.

Es domingo, me he despertado y he abierto la bañera. Mientras el agua se calentaba, he abierto la ventana y todo el aire del mundo ha entrado llenándome los pulmones. 

He preparado cuatro fresas en un bol y me he sentado a ver pasar el tiempo. He recordado. Y aunque fue un momento bonito, te necesitaba a mi lado, cortando las fresas, abriendo la nevera, besándome cuando me giro. Estoy harta de que no estés. De este estar extrañándote a todas horas, escribiéndote cartas que nunca leerás. 

Ayer fui a la isla más bonita del mundo y caminé y caminé perdiéndome entre sus árboles. Los animales dormían al sol, la vida pasaba tranquila, pero tú tampoco estabas. Nunca estás. 



Hoy no hago más que pensar en patos y peces, sonriendo bajito. Me da fuerzas, supongo. Y sólo deseo que algún día estés, en esta locura de vida, curándome las heridas por las noches y amándome todas las mañanas. ¿Vendrás? 

¿Te irás?

7 de agosto de 2016

¿Sabes qué significa siempre?

¿Sabes qué significa siempre?

Siempre es un que no acaba nunca.

Sí al lado derecho de la cama.

Sí a tener perro en vez de gato.

Sí a moto en lugar de carro.




Yo te doy mi sí para siempre. A cambio de eso no te pido nada,          

 sólo que estés conmigo.

3 de agosto de 2016

La ciudad desierta como un corazón en ruinas


Ahora que el silencio me rodea y no hay nadie al llegar a casa y las flores del jardín se deshojan llenándolo todo de pétalos, como si los pétalos fueran lágrimas.

Ahora que imagino ser una rama antes de caer, o el último rayo de sol del día, penetrando por las cortinas de un cuarto deshabitado que huele a ruina.

Ahora que me olvido de quien soy, que la habitación huele a romero, que las lágrimas huelen a romero, que mi piel es un desierto.

Ahora que la distancia sabe a rutina y tus manos no juegan a destaparme el alma y esta ciudad es un jodido desierto, llena de personas sin alma y teléfonos móviles que llaman, que corren, que ríen y huelen a alcohol,

y a ruina.

Como yo.

1 de agosto de 2016

Humo.

Eres humo; pero no del que se va. Eres el humo que entra en mis pulmones. Te siento cerca tras cada latido. 

Eres como el humo: llegas, me calmas y te vas.

Tú me devuelves la vida con solo tocarme y sí, me quemas cada vez que lo haces; pero no por eso quiero que pares.

Cada día te espero, calmada y sonriente. 

Eres mi humo. Llenas mi ropa, mi cabello y mis manos con tu olor, y siempre te quedas presente aún después de haberte ido.

12 de julio de 2016

Sin duda.

No soy perfecta. Ni cerca. Estoy irreparablemente rota y tengo tantos errores que ni siquiera podría recordarlos todos. No soy una buena persona, hago daño sin pensarlo dos veces, y termino dañándome sola. Lamento no ser perfecta, menos impulsiva, más honesta. Quisiera ser buena, ser mejor. Menos violenta. No soy perfecta.


Tengo un montón de errores, pero te amo. Cada parte de mí es toda tuya. Cada risa, cada poro, cada vez que lloro. Mis manos, y mis piernas flacas, mis lunares, mis ojos, el libro que aún no termino de leer, los escritos que nunca he publicado, las alas que no tengo, todos mis atardeceres, la alegría que me da verte a mi lado al despertar, y lo que me resta de vida. No soy perfecta. Ni cerca. Pero te amo.

9 de julio de 2016

Historia de un amor

Algún día escribiré sobre todo lo que habrá pasado desde que te encontré en medio de toda esta mierda.

Espero poder escribir que un día te tuve tan cerca que el mundo se hizo pequeño. Pondrá que acabaste con más tequila que sangre en las venas. Pondrá que te desmentí una a una todas las idioteces que te dijeron las zorras con las que fuiste a clase. Pondrá que me fui a vivir cerca de ti con la excusa de que tenía que estudiar allí.

En la última línea alguien tendrá que escribir por mí (en mayúsculas y con muy buena letra) que te quise tan fuerte que me estalló el alma.

4 de julio de 2016

De para siempres y otras cosas

Ya estoy en la casa y tú aún no has llegado, se siente un vacío que me recuerda como si hiciera falta lo mucho que te extraño. Me asomo a la recámara y una risa tuya suena a lo lejos, tan tierna y traviesa como tu mirada. 

Destiendo la cama porque así tan estirada no me gusta, me recuerda que no has llegado a dormir. Y es que ante tu ausencia no he tenido más opción que entretenerme lavando trastes, sacudiendo muebles y tendiendo la cama, todo con la esperanza de no pensar en ti aunque sea por un rato; funciona, tal vez una hora, después me quedo sentada en el sillón con los cojines perfectamente acomodados y sin tu pancita para recostarme en ella. ¿Ya mencioné que te extraño? 

Saco una cerveza y recuerdo que se me acabaron los cigarros y claro, no estás aquí para ir a comprarlos así que involuntariamente me uno a tu campaña de dejar de fumar. Y me uno a tu cepillo de dientes que a veces sin que lo sepas hemos compartido, también a las dos cervezas que hoy no podemos tomar juntos, a la televisión que sin ti me aburre y a mi libro que es mi único escape para no pensar en ti y en que no estás. 

Cuento los días para que regreses, pero no te preocupes, que tanto has estado en mí que una parte tuya ya es mía y esa se queda acá, conmigo.


Te extraño.

23 de junio de 2016

Preferiría contigo.

Si tuviera que vivir una vida, decidiría vivirla contigo, para que así cuando me pregunten si ha valido la pena, la duda no me invadiera ni un segundo.

Si tuviera que vivir una vida, sin duda decidiría vivirla contigo, para tomar el sol por las mañanas y nunca sentir el frío.

Si tuviera que vivir una vida, ¡oh, definitivamente decidiría vivirla contigo! Exigiría vivirla contigo. Moriría por vivirla contigo.



Y es que sin ti la vida, bueno… 
no tendría sentido.

17 de junio de 2016

Quédate, te amo.

Por favor nunca te vayas, te amo. Quédate, te amo. No preguntes por qué, te amo. No te vayas, te amo; no me veas. No me dejes de amar, te amo. No llores, te amo. No te rompas, te amo. No te duermas, te amo; no te muevas, no despiertes, no te des cuenta, no abras los ojos, no respires, no te mueras, no te muevas, no te muevas. Te amo. No te vayas.

14 de junio de 2016

Mi abismo; el mío.

Me gusta llegar a lo más profundo de mi abismo y decirle que lo quiero, porque es mío, gritar y escuchar el eco, sentirlo; me gusta mi abismo. 

Lo miro y me mira, y nos alejamos juntos. Nos alejamos juntos de todos los que me juzgan por amar a mi abismo, porque les parece extraño, porque le temen al suyo, porque no lo entienden, porque nunca han jugado a caerse en su propio abismo y que sea su profundidad la que los salve. Porque se temen a sí mismos. 

Pero yo te amo, mi abismo.

3 de junio de 2016

Pero tal vez sí

Tal vez no te amo, tal vez solo amo la forma de tu sonrisa, tus brazos cuando me aprietas fuerte y tu voz. Tal vez lo que siento por ti no es tan intenso, pero se agrava cuando me miras a los ojos en la mañana, cuando lloro entre tu pelo, o en los momentos en los que nadie me conoce más que tú. Tal vez no eres el que busco, pero me encuentro tan seguido en ti, que me pierdo. Tal vez no eres el amor de mi vida, pero me aterra que no estés en ella. Tal vez eres de otra pero yo te tengo, tal vez no me perteneces pero te cuido, tal vez no eres mío pero te quedas. Tal vez no te amo, pero seguramente sí.

30 de mayo de 2016

A veces

A veces yo también me siento llena, de todo, de nada, de dudas, de ti. De vacíos, de llenos, de anhelos, de escombros, de logros, de llanto y de tantos recuerdos que dejaste aquí. 

A veces yo también me rompo por dentro y espero sanar con el tiempo. 

En muchas ocasiones me he ocultado en sonrisas fingidas, en caminatas sin rumbo y en dolorosos nudos en la garganta. 

A veces yo también siento que exploto de tanto que guardo, que si acumulo un poco más me voy a derrumbar. 

A veces me siento tan llena que me quiero vaciar, pero solo a veces, el resto del tiempo me siento viva y libre de mantenerme en el intento de continuar.

27 de mayo de 2016

Soy y escribo, a veces río

Soy como el viento, ese que vuela las hojas caídas de los árboles en otoño, el que le levanta la falda a las chicas al caminar, el que te despeina al pasar; soy como el viento, impredecible e indeciso. Soy como un pensamiento, ese que no puedes concluir, el que no puedes dejar ir de tu mente. Soy como un pensamiento a medio terminar.

También soy como las letras, esas que no sabes cómo acomodar al escribir, ni en tu vida. Aquellas que sientes que no son suficientemente claras para poder expresarte.


Soy muchas personas, muchos sentimientos, muchas cosas y al final solo soy una persona tratando de aferrar a eso que cree ser... No sé quién soy, ni en dónde estoy, y mucho menos sé a donde voy. Soy y escribo, a veces río, lloro, a veces sólo existo. Otras no.


Tengo goteras en los ojos, emociones en mis besos, una voz con la que grito, piernas para saltar y alas para volar, y a veces hasta bailo.

10 de mayo de 2016

¡Es hora de soñar!

Hace muchos años, cuando en mí todavía no existía el miedo, soñé con un sueño que ya casi no recuerdo. Soñé que era todo lo que quería ser y no dejaba que nada ni nadie se opusiera. Soñé que tenía un puñado de globos de colores y flotaba amarrada de ellos hasta llegar a un lugar en el que la gente sabía volar y me aceptaban porque yo también había aprendido a hacerlo. Soñé que antes de morir vivía. Soñé que no me acostumbraba a la costumbre de hacer siempre lo que puedo, y no lo que quiero. 

Y soñé. 

Hace muchos años soñé que no era hoy y que yo no había dejado de soñar. 

Hace muchos años soñé mis sueños.

28 de abril de 2016

Vuelo

Quiero caminar bajo la lluvia sin preocuparme por el frío, llorar sin temor a ser juzgada, correr hasta sentir que tengo alas. Quiero sonreír llena de vida, plena de todo. Quiero respirar el tiempo, detener el aire, flotar por tan sólo un momento.


Amo estar despierta, poder vivir mis sueños; me apasiona todo, hasta lo que no tengo. Quiero y quiero tanto que me pierdo. Me pierdo en instantes fascinantes… 
me encuentro.

20 de abril de 2016

Dame tus años

Dame tu mano, que quiero caminar sin rumbo en este camino empedrado. Dame tu mano, que quiero volar a tu lado, dame tu mano. 

Dame tu mano y cierra los ojos, que te voy a besar los párpados y el pelo enredado por el viento que es tan afortunado como yo por haberte tocado, dame tu mano. 

Quédate para siempre y dame tu mano. Muérete conmigo y dame tu mano, que tengo miedo de ver que al final no te has quedado, dame tu mano. 

No me mires, que de tanto caminar ya me he cansado y no me veo bonita porque estoy llorando, pero dame tu mano. 

Dame tu mano y tu existencia, y tus ganas y tus labios, no merezco nada, pero dame tu mano; que a cambio de tu mano yo prometo intentar no hacerte daño.

16 de abril de 2016

Brillar y brillar.

He visto el mundo y no sabes cómo desearía acabar con él. Se cubren de diamantes para poder brillar; y luego estoy yo que deseo noches, muchas noches frías de invierno. Deseo que tú y yo seamos salvajes para siempre. Deseo que sigamos jugando como niños.

Me pregunto si seguirás amándome cuando deje de ser joven y hermosa. ¿Seguirás amándome cuando no tenga nada más que mi alma? 
  
También deseo días calurosos de verano, deseo Rock 'N Roll, deseo que toques para mí, deseo todos los caminos que conocimos, deseo conocer caminos nuevos... Deseo que mi alma sea eléctrica.


No quiero diamantes, solamente quiero brillar.

10 de abril de 2016

Me gusta verte cuando duermes

Me gusta verte cuando duermes, preguntarme con qué sueñas, ver tus ojos cerrados, imaginarlos abiertos, tocar tu cara y que ni te enteres. Me gusta cuando duermes. 

Me gusta lo que eres. Me gusta que me tienes. Me gusta saber que cuando despiertes vas a ser mío, como siempre. Me gusta que duermas en mi cama, me gusta que despiertes a mi lado, amo que me hayas amado, y que sigas aquí. 


Me gusta verte cuando duermes.

6 de abril de 2016

Llegaste, me llenaste

Hay pequeños rinconcitos en la vida que no notamos de tan chiquitos, cajones en los que no ponemos recuerdos, repisas sin historias, portarretratos sin nombre, floreros sin momentos románticos que terminen en historias para contar a nuestros nietos.

Hay pequeños rinconcitos en la vida que dejamos desocupados sin querer, que permanecen vacíos hasta que llega alguien y los llena sin que nos podamos defender. Y los colman de sonrisas y de brazos, de besos, días, noches, miradas, almohadas, palabras, secretos, besos, más besos… y también brazos y abrazos.

Hay pequeños rinconcitos que simplemente esperan ser llenados porque tarde o temprano se han de volver el espacio más importante de nuestras vidas.


No puedo imaginar a nadie mejor para llenar todos esos pequeños recovecos que yo no había notado, que tú.

24 de marzo de 2016

Mi barco de papel

Le he estado dando vueltas a lo nuestro: a la primera te he odiado y a la segunda te he vuelto a querer, y he decidido dejarlo estar; siempre he sido de las que para demostrar cuánto te quieren primero te demuestran cuánto pueden odiarte, y así me va...

Un día hice un barco con el papel con la que nunca llegaría a ser la declaración de amor que te merecías... lo lancé al mar y flotó. 
Desde entonces no me da miedo soñar.

Iba a llamar a esto "Si te vas", y me he acordado de los besos que me dabas en aquel apartamento mientras sonaba esa canción de Extremoduro y claro, soy incapaz de darle ese título a unos cuantos párrafos de mierda. 
Pero sí me atrevo a empezar esto así:




Si algún día te vas espero que le hables de mí a la gente, del daño que te hice sin darme cuenta, espero ser al menos veinte "eras mucho para ella" y diez "ella se lo pierde", mínimo; y si la suma del odio ajeno no llega —por lo menos— a treinta personas, te plantees volver.

Espero que si hay otra le hables de estas letras, le digas que te avisé, dile que estoy mal de la cabeza y que posiblemente esto se vuelva un blog frecuentado por suicidas. Espero que le hables de mí —de nosotros—, dile lo mucho que te quiero, ponme el listón muy alto a ver si así se da por vencida y dile que soy de rendirme rápido, pero que si es por tocar los cojones no hay quien me pare. Llámala por mi nombre por error, sueña conmigo y acuérdate de mí cada vez que se atragante.
 
Espero que digas cosas absurdas como que tener buena suerte sería no encontrarme. Y si lo hacemos, si nos encontramos, espero que te gires para mirarme el culo justo en el momento exacto en el que me levante la falda.

Si algún día te vas le diré a todas mis amigas que eras otro cabrón más, que dejé de sentir mucho antes de que te fueras; y tal vez, al quinto chupito me da por decirles que todo me sabe a poco desde lo nuestro, que lo único que toco desde que tú no estás es este lápiz y que no tengo ovarios para acabar ninguno de los poemas que empiezo.

Les contaré que sigues ocupando cada uno de los putos rincones de mi mente, y me mata no tenerte. Joder, me mata...  



Pero, eh, mejor no me hagas ni puto caso. 
Tú ya estás dormido, acabo de ver porno y te necesito, joder, 
no sabes lo mucho que te necesito.

9 de marzo de 2016

La chica.

Cuéntame más historias de la chica de los labios rojos, el rímel corrido de la risa y las bragas chorreando recuerdos.

Cuéntame cómo se desnudaba con esa canción tan lenta de London Grammar. Dime lo que le susurraba a todos esos capullos que sólo la querían para follar.

Cuéntame cuántos trenes ha perdido desde que no va a ninguna parte.

3 de marzo de 2016

Pero aquí estás.

He estado buscando las palabras pero al no conseguir las adecuadas, he dejado de buscar. Anoche me he despertado a las tres de la mañana y no estabas a mi lado, así que también he dejado de soñar. 

Antes de dormir me he imaginado un día siguiente sin tu mano en mi cintura, y después de la quinta cerveza te he ido a buscar en otros labios. 

Pero tampoco te he encontrado.

Joder, llegaste a mi vida cuando menos te esperaba y ahora no dejo de pensar en ti. De golpe, derribaste unas cuantas paredes y me habitaste el alma 
y las manos 
y los besos.

Al fin ha amanecido, la noche ha sido una puta mierda, cariño. Ven y háblame de un futuro juntos, no te haces una idea de los sueños que me ha quitado este café.

Entre tus brazos me he vuelto a sentir entera, aunque sé que no lo estoy. Solo quería que supieras que todas las sonrisas que no me dedicas, me resultan un puto disparo a la cabeza. 

Pero aquí estás. Sonriendo.

29 de febrero de 2016

Tal vez me odio.

Soy criadora de monstruos, de miedos, de daños. Colecciono errores en un cajón. Me suicido de a pocos. Tal vez lo hago por instinto, tal vez no sé ser feliz, tal vez me gusta estar rota, tal vez me odio. A veces despierto y me pido perdón, y lloro, y me digo a mí misma “no lo vuelvo a hacer, te lo juro, perdóname solo esta vez, una vez más”, y me perdono. Y lo vuelvo a hacer, y mil veces más, y me rompo y me corto y me mato y me escupo y lloro.

27 de febrero de 2016

La mujer de mi vida.

Cuando abrí los ojos fuiste lo primero que vi, tan nerviosa, tan pendiente, tan cuidadosa de que todo en mi mundo estuviera bien. En mis primeros pasos eras tú la que corría detrás para detenerme en cuanto cayera. Eres esa a la que le daba pavor que yo sufriera. Tan alta como los sueños que me has enseñado a tener… a alcanzar. De tus alas es que yo aprendí a volar; mi fuerza, mi ejemplo, mi día a día llena de seguridad. 

Recuerdo aquellas noches en las que me acurrucaba en tu cama para que me leyeras algún cuento de esos que me enseñaron el amor por los libros, hasta que finalmente el sueño se apoderaba de mí. La vez que dijiste que eras inmortal, el día en que descubrí que Santa Claus y el ratón Pérez se escondían detrás de tu sonrisa al verme abrir los regalos; las miles de veces en las que hemos llorado, reído, discutido, bailado, jugado a las escondidas, cantado y hasta escrito juntas. 

Mis logros son tus logros, mis risas son tus risas, mis miedos son tu temor. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, mamá.

16 de febrero de 2016

Media sonrisa

Me he convertido en un desastre tan grande que ya no sé dónde he dejado la cabeza, ni la botella. Me he roto tantas veces que ya no puedo contar los pedazos, ni las veces.

Tienes toda la razón, mi sonrisa ya no será mas por ti, ni mía. 

Sé que soy valiente cuando espero salir el sol, en medio de la lluvia, entre sábanas vacías. También sé que soy menos cobarde cuando dejo escapar aunque sea una media sonrisa, sin tu mirada fija en la mía.

No quiero dejar de ser desorden porque me gusto así, cada caída me ha dejado una cicatriz que me gusta lucir. Doy abrazos cuando quiero, y escribo para existir.

Tal vez deberías alejarte de mí, si me consumes mucho podría ser la droga que no te deje desandar el camino; y quién sabe si al final termine por convertirme en bala y dispararme. 

O dispararte a ti, justo en el pecho izquierdo, para que no vuelvas a latir por otra maldita media sonrisa.

8 de febrero de 2016

Lejanía.

Voy a empezar a escribirte por acá, porque te tengo lejos y no puedo decirte todas las cosas lindas del mundo al oído. Tampoco puedo abrazarte y quitarte el frío, o llenarte de besos el cuerpo y el alma. Creo que esto es lo que pasa cuando dos personas se aman tanto y están tan lejos, tienen que buscar la manera de hacer el amor con palabras, tocarse con versos y sentirse juntos, de otra manera. 

Así que ya sabes, amor, cada vez que tengas deseos de sentirme, léeme.

5 de febrero de 2016

Esta historia no trata de amor.

Te voy a contar una historia que no trata de amor, tampoco de ti o de mí, y mucho menos de los dos. La historia comienza en “FIN”, la historia nunca empezó. En esta historia no hay trucos, ni retratos, ni tratos, ni besos, o despedidas. Verás, la historia es un sueño en el que te sueño, no al tú que fuiste ni al que serás, sino al tú que no existe. Al tú del que me enamoré. Te veo con los ojos cerrados y te toco las manos y me parece tan extraño tenerte que te vuelvo a perder. ¿Ves? Ni en mis sueños te puedo tener. Despierto y pienso en el tú imaginario que creé hace tantos años, lo veo a través de mi ventana, despeinado y sonriente. Le sonrío y lo veo partir, ya no me aferro, porque si bien lo que tengo ahora no es perfecto, no se borra cuando despierto.

2 de febrero de 2016

Caída libre.

Voy en caída libre, no dejo de pensarte; siento que me elevo, no puedo controlar todo lo que me haces sentir. 

Quiero besarte los ojos, esos con los que me miras y te ocultas, los que me sonríen a la vez que con tu boca me dices cosas. Quiero besarte la nariz y beber del aire que respiras. Besarte en la comisura de los labios, ahí donde guardas tus secretos. Besarte los labios, que no puedo dejar de ver cuando me hablas. Besarte la sonrisa porque creo que es preciosa, y me hace sentir que ahí puedo vivir una eternidad, aunque la eternidad no sea posible. Besarte hasta la voz que no puedo dejar de escuchar. Me tienes hipnotizada. Besarte el cuello y probar el aroma de tu piel. Besarte las manos que quiero que me tomen fuerte de la cintura y no me suelten. Me muerdo los labios porque quiero comerte a besos. Estoy deseando tenerte.

No sé lo que está pasando, pero sé que quiero pasar de todo contigo.

27 de enero de 2016

No te vayas nunca.

Dicen que no busques a la persona perfecta sino a la que es perfecta contigo. 

Yo no soy perfecta contigo ni sin ti. 


Estoy hecha de defectos: tengo el pelo enredado por tanto viento, los recuerdos rotos, el corazón descompuesto, soy autodestructiva y tengo miedo.


Miedo de que un día te des cuenta que no soy ni la mitad de perfecta de lo que me piensas, que no soy la mitad de bonita de lo que tú crees, que hago daño y corto, que te voy a jalar a mi abismo de destrucción en donde voy a poner una carpa blanca con velas para dos y te voy a cantar canciones bonitas al calor de una fogata, y lo voy a decorar con flores y me voy a poner el mejor vestido, para que nunca te vayas de mi abismo porque a nadie quiero más conmigo en esta condena que a ti, porque a tu lado el peor de los infiernos se vuelve el paraíso en el que quiero vivir cien años.