¿Me amarás todavía? Cuando el mundo empiece a derrumbarse y los pedazos estén a punto de chocar contra nosotros. No sé si volverás a secarme las lágrimas, mientras me acunas en tu regazo, como una niña que no sabe crecer, eso que siempre fui (que soy). Tampoco si aparecerás a salvarme cuando las noches me duelan y se me claven en el costado. Tengo tantas noches incrustadas en las costillas que no sé cómo aún respiro.
A veces necesito respirar, de ahí vienen mis ganas de mar, de (a)mar. Todos los bosques están tristes; a veces me tumbo a ver cómo las ramas de los árboles llegan al cielo. Parecen infinitas. Parece que son capaces de acariciarlo. La vida es ese instante, y nosotros nos creemos infinitos, como si ese cielo azul estuviera ahí para que nosotros echáramos a volar. Como si el destino no tuviera preparada una de las suyas. Estamos condenados a separarnos. No lo aceptes. No dejes que pase.
Pese a todo, pese a la desidia, algún lunes salimos a caminar por esta ciudad y las calles se alumbran a nuestro paso, las cafeterías nos preparan su mejor té. (Porque tomar té contigo es lo único que me hace feliz). Ya sabes que podía quedarme a vivir en tu cama, tumbados entre libros que cuentan historias tristes, mientras mis manos juegan a acariciar tu frente, llena de historias tristes también. Con el póster de Madrid al fondo, la ropa tirada encima de la cama, el desorden más precioso del mundo. Abre la ventana, que quiero respirar(te) mejor. Que este aire está lleno de sentimientos y puede que el corazón reviente en cualquier momento.
¿Me amarás todavía? Cuando los pedazos cubran todo el suelo y no quede nada de lo que un día conociste. Cuando toque volver a reconstruir, con mimo y cuidado, todo lo que un día fuimos. Puede que no llegue nunca ese día, que los pedazos ardan y vayan a ese cielo que tantas veces miramos juntos. Y por fin volemos, y seamos parte del aire, infinitos.
Es como si viviéramos en un final eterno, contando los últimos segundos, como si no hubiera más y al día siguiente el marcador estuviera de nuevo a cero. Me ahogo. No nos queda tiempo.
¿Me amarás todavía? ¿Cuánto tiempo nos queda? Vamos a tomar un té, cantemos, bailemos, háblame de todo lo que amas, que yo sólo puedo escucharte. El fin (no) está llegando. Lo estoy viendo. Deja que se acerque. Que nos pille bailando y llenos de amor. Mis ojos en tus ojos para que cuando llegue, no nos lleve con él.
El fin no nos tocó.
Te quiero siempre.
Te querré siempre.