1 de agosto de 2016

Humo.

Eres humo; pero no del que se va. Eres el humo que entra en mis pulmones. Te siento cerca tras cada latido. 

Eres como el humo: llegas, me calmas y te vas.

Tú me devuelves la vida con solo tocarme y sí, me quemas cada vez que lo haces; pero no por eso quiero que pares.

Cada día te espero, calmada y sonriente. 

Eres mi humo. Llenas mi ropa, mi cabello y mis manos con tu olor, y siempre te quedas presente aún después de haberte ido.

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