18 de julio de 2011

Oportunidades con fecha de caducidad.

Todas las oportunidades que la vida nos ofrecen vienen con fecha de caducidad, unas expiran antes y otras después, pero todas vencen. En el amor, cada uno de los pequeños detalles, caducan. A veces pensamos que podemos tardar toda la vida en elegir qué queremos hacer, en actuar, en tomar cartas sobre el asunto... pero no funciona así. Las personas no te esperan eternamente. A veces nos hacemos ilusiones con las cosas más básicas de la vida o vemos señales inexistentes y, entonces, creemos que nuestro amor es correspondido con la misma intensidad, con algo más que una amistad.

Muchas veces dañamos las mejores amistades enamorándonos de nuestros "mejores amigos", y no aceptamos el hecho de que ellos pueden no querer lo mismo que nosotros. Sí, ¿a cuántos mejores amigos no les ha pasado? Otras veces cometemos el error de no decir lo que sentimos a tiempo, y de esta forma dejamos escapar a las mejores personas. Que irónica es la vida entonces, ¿no? Por decir lo que sentimos a la persona equivocada, dañamos cualquier relación; por no decir lo que sentimos a la persona indicada, dejamos escapar la mejor oportunidad, dejamos marchitar al mejor amor... 

Hay veces que amamos tanto a alguien, que empezamos a pensar que es más de lo que merecemos, y por miedo de herirle, mentimos y negamos nuestros verdaderos sentimientos, cometiendo el peor error de nuestra vida. A veces, en un absurdo intento de intentar protegernos, jugamos con los sentimientos de aquellos a quienes amamos y acabamos por herirnos a nosotros mismos también, y perdemos irremediablemente a esa persona.


Hoy me gustaría preguntarte: ¿qué harás cuando le veas en brazos de otro, mirándote llena de deseo por ti, y sin querer estar ya contigo? Por no decir las cosas en su momento. Por no buscarse antes. Por no besarse cuando sus ojos lo pedían a gritos aunque sus labios lo negaran en todos los idiomas. Por mentir una y otra vez, afirmando que sólo era un juego. Por mentirle tantas veces. Por cada una de las cosas que pasaron, o que mejor todavía... las que no pasaron. 


No pidas ahora que le deje a él por estar contigo: es demasiado tarde. Si en verdad le amas, deséame lo mejor, de verdad, de corazón. No le reclames nada, nadie puede esperar por ti el resto su vida. No le reclames que quiera algo mejor para ella pues ella espera lo mejor para ti. Tampoco le pidas que te olvide, sabes muy bien que es imposible, siempre has sido y serás demasiado importante. No digas que es mejor dejarlo todo hasta aquí, si nunca hubo algo más que la mejor amistad del mundo, y los mejores sueños contigo. No digas que le quieres. No lo hagas. No añores el beso, si entonces seríamos infieles a nuestros principios. ¿Qué principios? Si el amor a fin de cuentas es un conjunto de sacrificios por esa persona, pienso yo. Efímero, frustrante, hiriente... Historias sin inicios son las que más finales tienen.

La vida no es fácil, ¿pero quién ha dicho que las cosas fáciles son buenas?. La vida, digo yo, es una suma de decisiones, buenas o malas, pero decisiones a fin de cuentas.




Dedicado a todas las personas que 
alguna vez creyeron enamorarse de su mejor amigo,
de la persona equivocada,
que no dijeron lo que sentían a tiempo,
que dijeron lo que sentían en el momento equivocado,
y que aun aman a alguien, estando en brazos de otro.

1 comentario: