15 de noviembre de 2019

Estábamos rotos

Una vez me enamoré de alguien que estaba roto, en mil pedazos, con mirada triste pero la sonrisa más sincera del mundo. Una vez, esa misma vez, yo también estaba rota, en cientos de pedazos, con mirada triste pero la sonrisa más grande del mundo cuando lo veía sonreír. 


Los amores rotos no se pueden coser. 

Luego de varios años, aprendimos a lamernos nuestras heridas propias. Verlas cicatrizar. Sanar. Sin cruzar miradas por la distancia que se entre puso. 

Una noche nos vimos, felices, sin las almas rotas. Nos preguntamos qué hubiese pasado si nos hubiésemos encontrado en otro momento. Si hubiésemos podido ser. Pero no fuimos y, quizás, ya nunca seremos. 


Somos otra cosa, pero no eso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario