¿Sabes?, cumplí mi promesa.
¿Recuerdas esa cerveza fría con
la que me hiciste jurar que, si algún día el destino nos separaba, debía ser
feliz a toda costa? Sé muy bien que lo decías porque a veces mi manera de
quererte te asfixiaba, habías sufrido demasiado por falta de libertad para
aceptar que yo atara mi vida a la tuya.
Y, aunque en ese momento te odié por
empañar mi felicidad evocando lo peor que podía pasarnos, cumplí mi palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario