Da lo mismo cuántas veces me repita que he de tener cuidado, no me hago ni puto caso. Debería empezar a dudar hasta de mi sombra, pero me resulta imposible. –Siempre supe que mi madre estaría en contra, la sorpresa fue que no se opuso contra viento y marea; solo contra él (viento)-.
“Desconfía”, me susurra el instinto al oído, pero yo sigo doblando la apuesta cada vez que inesperadamente me envías otro mensaje –como cada día-. “Un océano tampoco es tanto” me repite el corazón asustado.
Vivimos en un mundo peligroso, este país es un puto disparo a la cabeza cuando faltan 10 para las seis, pero ¿son cosas mías? ¿Será (im)posible?
Quiero creer que se puede, quiero creer que este maldito país no está tan mal, quiero apostar por tus ojos cielo y esa maldita sonrisa de noséquéestamoshaciendoperoqúebien.
Quiero mandar todo a la verga.
Quiero
volar;
a tu lado.
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