23 de enero de 2018

Está bien de la verga el instinto

Da lo mismo cuántas veces me repita que he de tener cuidado, no me hago ni puto caso. Debería empezar a dudar hasta de mi sombra, pero me resulta imposible. –Siempre supe que mi madre estaría en contra, la sorpresa fue que no se opuso contra viento y marea; solo contra él (viento)-. 


Desconfía”, me susurra el instinto al oído, pero yo sigo doblando la apuesta cada vez que inesperadamente me envías otro mensaje –como cada día-. “Un océano tampoco es tanto” me repite el corazón asustado.


Vivimos en un mundo peligroso, este país es un puto disparo a la cabeza cuando faltan 10 para las seis, pero ¿son cosas mías? ¿Será (im)posible?


No quiero creer en ti, no quiero sonreír cada vez que me escribes, quiero mandarlo todo a la puta mierda de una buena vez, joder; pero honestamente miento. 


Quiero creer que se puede, quiero creer que este maldito país no está tan mal, quiero apostar por tus ojos cielo y esa maldita sonrisa de noséquéestamoshaciendoperoqúebien


Quiero mandar todo a la verga.







Quiero
volar;













a tu lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario