1 de febrero de 2018

Volver a creer

Digo que quiero escribir un libro, pero tengo un montón de textos en borradores que no sé si algún día podré acabar. Tengo un corazón en la mano que quiere volar, pensamos que sanábamos las heridas y quedamos sedientos de abrazos -que se hacen imposibles a la distancia. 

Tan lejos que duele
ya no reconozco tus ojos
ya no me recuerdan 
lo bien que me queda el labial.

Prefiero los abrazos en camas diminutas, que los mares que no saben de amar. Prefiero tus besos bajo el sol de la playa, que los recuerdos de tus manos sobre las mías bajo la nieve. Te dije que esta ciudad calurosa, realmente es fría en las noches, pero no te importó. 

Tengo en la mesita un poemario 
que habla de nosotros.

Hay mañanas que a pesar del dolor llevo vestidos de colores y lencería negra -para sentirme bonita. Hay tardes que a pesar de la alegría no sé salir de esta cama vacía. Una noche ahogué en cervezas toda la esperanza y la ciudad con amargura volvió a brillar. No siempre me cuesta soñar. 

Hay noches que por el miedo tengo los ojos cansados
las sábanas se me pegan al alma;
otras que parezco valiente
y salgo a bailar.

Qué haremos si todos estos kilómetros se quedan para siempre, si no pasamos del prólogo, si de nuevo tu nombre no se junta con el mío. Dónde dejaremos las fotos que no nos tomamos, los libros que no leímos, las películas que no vimos. Cómo se vuelve a creer, cómo se contempla otro amanecer. 

Cuando me decías que tu casa era la mía,
cuando no sabía volver,
cuando te pedía
me despertases antes de marchar


y lo hacías con besos

El tiempo también es fuego, espero nunca sepamos apagarnos. 

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