24 de marzo de 2018

Para que siempre vuelvas

Tengo escondiditas debajo de las bragas las cuatro estaciones para que me digas la que más te gusta y nos quedemos a vivir ahí. Yo no quiero ser eterna, solo quiero aguantarte la mirada -y la mierda- un rato.

Cuando tú me miras, de esa forma en la que me miras cuando el cielo te aburre, me siento la mala de esta película que nos montamos cuando no nos queremos. Para ti soy la que se declara inmortal y proclama el fin de tu mundo. Pero entonces tú, te vuelves mi superhéroe, descubres mi punto débil y me matas -para que no lo haga yo antes- a besos en el cuello.

Pero siempre resucito; resurjo de mis cenizas, para no contártelo. Porque calladita, me odias menos. Soy tan zorra cuando quiero, que ya ni recuerdo como soy cuando no quiero. Y te encanta eso.

Y entonces pronuncias mi nombre tan despacito que me separas en sílabas, me partes en dos, después en veinte, treinta y joder. Ya he perdido la cuenta. Como no pares ya con toda esta mierda, te juro que pierdo la cabeza y te hago olvidar quien eres a golpe de cadera.


Agarra mi meñique
con tu meñique.
Susúrrame que me quieres
y te pido que te quedes.


Quédate; que si quieres te descongelo el corazoncito y te dejo ver como me follo cuando tu sonrisa me folla la mente. Mi imaginación me da para encenderte incluso el porro de después.

Y ya luego, si te da la gana, pues vete.


A que te den por culo,
hijo de puta.

Pero sobretodo, vuelve. Espero que siempre lo hagas para decirte que todo era mentira. Que yo, lo que quise desde la primera vez que te vi, fue que te quedaras. 

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